Luisa Bachetti nació en Pozo del Molle, un 29 de agosto, el mismo día que cumple años la madre Teresa de Calcuta, así se presenta ella, su papá fue Cirilo Bachetti y  su mamá Ángela Picco, “somos 5 hermanos de ese matrimonio y después tengo 11 hermanos más, somos 16, yo le cuento la historia a todos, gracias a mi memoria” (comienza narrando así su vida, Luisa).

¿Qué recuerdos tiene de su infancia en el pueblo?

Luisa- “Nací y tuve mi infancia en este lugar donde estoy ahora, esto era todo de mi papá, acá no había nada (calle Andino Giménez), nosotros teníamos vacas y ordeñábamos, después repartíamos la leche, recuerdo que los vecinos más cercanos que tenia era la Hortencia Fernández aquí al frente y "Moncho” Torres un poco más allá”.

¿Cuántos años tenía cuando empezó a trabajar con su familia?

Luisa – “Yo tenía 4 años y me acuerdo fijo, mi papá me paró al frente de los terneros y me dijo usted ya sirve para algo, yo abría la puerta de los terneros y los llamaba por el nombre, lola, juana, cordobesa y ellos venían, hacíamos el tambo a mano.  Mi recorrido del reparto de la leche era de mi casa a pie llevando las botellas con una bolsa de lona, los clientes compraban medio litro o un litro, pasaba por “Fadya” (hoy la Varense ex Sancor), Costamagna, Bagliengo, ahí ya tenía 8 años, cuando llegaba le daba la plata a mi papá”.

¿Cómo fueron sus estudios primarios?

Luisa – “Yo inauguré la escuela nacional número 1, mi infancia fue media brava volviendo a lo anterior, tuve muy de amiga a “chiquita” Maná (señora de Titi Ceballos) y a la señora de Pocho Bossio, Maria Ester Nivello, tengo fotos con ellas, me venían a buscar todos los días, yo a la mañana tenía que ordeñar las vacas, repartir la leche en el pueblo, después recién iba a la escuela, llegaba en el primer recreo, Maria Ester me esperaba que me bañara y cambiara. Además cuando salía de la escuela le llevaba a la ERA, (hoy Intelac) la comida a mi hermano Silvio que ya trabaja ahí, ya me llegaba rápido en esa movida el turno del tambo a la tarde”.

“Del primario tengo muchos recuerdos de la lectura, la directora era Eudora García Flores, el esposo era el juez de paz, íbamos a 4º grado y un día nos dio clases por que la maestra no había ido, teníamos que describir un relato sobre un viajante, a mi me gustaba escribir, cuando retiró las hojas, corrigió y empezó a entregar y a mí no me lo daba, me dejó para el último y me dio como premio un libro de Martin Fierro que aun lo tengo guardado, hice hasta el 7º grado y luego seguí trabajando con mi familia, estuve de los 6 hasta los 14 años, antes era así con la primaria”.

¿Qué pasó luego de que terminara de estudiar el primario?

Luisa – “A los 18 años me casé y mi mamá falleció un mes después, me casé con Pérez, luego a los 27 años la pareja tomó otros rumbos y me fui a Córdoba a la casa de un hermano, ahí lo conocí a  Pereyra (estuvieron juntos 43 años, se casó luego de 30 años de convivencia), eso fue allá por el año 71 y luego al año siguiente quedé embarazada, primero tuve un varón que nació, se crio y falleció al año y un mes, Sandra (su hija tenía 11 días), se llamaba Jorge Eduardo, tengo debilidad por los varones, después vino Sandra y Gabriela (sus hijas), el único que me hizo reaccionar un poco sobre esa pérdida (el hijo varón) fue el Dr. Martínez Reta (cardiólogo de la clínica de la familia) porque yo llegaba el 20 de diciembre (nacimiento de Jorge) y hasta el 31 de enero (deceso de su hijo), me ponía mal, depresiva, en la escuela ya sabían que en ese lapso de tiempo estaba mal”.

¿Cómo fue su vida en Córdoba capital? ¿Ahí se afilia a la UCR?

Luisa – “En Cba tuve la suerte de vivir en el cerro “Las Rosas” cuidábamos una casa ahí, del hijo de Víctor Martínez vicepresidente de la Nación, hacíamos campaña para los radicales la Silvia Scutti y yo, salíamos de noche por los barrios, por las villas, en ese tiempo era otra vida, ahí me afilié, me dijeron que me iban a conseguir un trabajo en blanco. Tuve buen trato con don Víctor, le festejé el cumpleaños, cuando ganamos las elecciones de 1983 el cumplió 58 años y me pidió que le cocine arroz con pollo pero al disco, a los meses se fue a vivir a Buenos Aires”. (Martínez fue vicepresidente y acompañó a Alfonsín de 1983 a 1989).

¿Cómo se da el regreso al pueblo y a la escuela Malbrán?

Luisa – “Yo tenía el pase que ellos me habían dado para entrar al Ministerio de Educación, al mismo tiempo coincidió que mis hermanas Isabel y Teresa me van a visitar y me cuentan que iba a haber una vacante en la escuela porque se iba doña Sabina, se jubilaba, cuando me entere me volví a Pozo del Molle y me reuní con doña Pura Moyano de Bollatti, en ese tiempo el cargo era político, ese cargo estaba prometido para otra persona, pero reunión de comité tras otra me firmaron el aval acá”.

¿Qué recuerdos tiene de haber sido una de las famosas porteras?

Luisa – “Lo mejor que me pasó en la vida, tener contacto con los chicos, yo los quería a todos, siempre había alguno preferido, yo los acompañaba, entre en el año 1985, en el 96 hice el curso de enfermería por los chicos, había chicos que tenían sangrado en la nariz, convulsiones, cuando pusieron el Paicor, me gusto saber para estar atenta. Teníamos turnos rotativos, trabaje con Griselda Giménez, después entró Isabel Torres y Clyde Borsatto, ellas fueron mis compañeras efectivas, yo no daba de comer, daban la “Pirucha” Pereyra y la Guzmán, nosotros llegábamos temprano y hacíamos el mate cocido, teníamos la medida del azúcar y de la hierba que era para colarla, ahora te viene la bolsa, eran muchos litros, la olla tenía 50 pero hacíamos 25 litros para que alcanzara para los dos turnos, entrabamos a las 7 y salíamos después de las 13”.

“La mayoría que yo maneje fueron varones, yo los bañaba por que no había la mente insana que hay ahora, muchos chicos llegaban medios desprolijos a comer, yo los bañaba y les ponía ropa limpia y la ropa sucia las dejaba en mi casa, siempre fui así y voy a seguir siendo así, hoy veo esos chicos que no tenían nada que mandan a los chicos bien limpios a la escuela, los acompañan, a mi me pone contenta todo eso”.

¿Cuándo se va le costó la despedida?

Luisa – “En 7º grado a las porteras le daban como un titulo, una la más simpática, la otra aquello, yo era siempre la mas simpática, en los pergaminos estaba aquella que  llegaba tarde, estuve hasta el 2009, me costó dejar, iba cada tanto, cada tanto voy, ahora no es mas como antes, había más respeto, los conozco a todos, yo saqué siempre a las personas por los ojos, cuando me miran, los sacó, lo que más recuerdos de los chicos es la mirada, te llega. Estuve 23 años, los mejores recuerdos de mi vida están ahí adentro, la cantidad de amigos que me dejo, las cantidades de puertas que se me abrieron en la vida, porque tenes un sueldo fijo, esta casa la hicimos con mi marido, Sandra, cambia todo, dejar de trabajar de changas, cambió todo desde ahí”.

¿Siempre le gustó cocinar y ayudar a los eventos locales?

Luisa – “Estuve en todas las comisiones del pueblo, hospital, banda, ahí conocí a muchos famosos que atendí, a Pupú Mosello lo conocí de chiquito y me llegó al alma, Pupú tenía 17, nos seguimos queriendo, cuando estuvo con Ulises en Las Varillas, vino comió y después lo llevaron a animar. Hace poco para una fiesta del pueblo, estuvo “Bien argentino”, eran 40 personas del staff me encantó el trato que tuve de ellos, recuerdo a Sergio Denis”.

“Estuve 20 años trabajando con el servicio del “vasco viejo”, entré de cocinera, el negro Bachetti era parrillero y mi marido ayudante, luego entró mi marido y yole dije voy a la parilla con vos, 14 años fui parrillera, lo último que hice grande con mi nieto y mi hija Sandra fue en las Varillas en la fiesta de promoción del Vélez, más de 1000 personas”.

¿Muchos años al frente del chocolate en la fiesta del día del niño?

Luisa – “Si siempre estuve con el chocolate, hacíamos 100 litros, 4 o 5 horas nos llevaba hacerlo, la leche siempre era donada, al principio era leche líquida, después ya había leche en polvo, me gustaba mucho ayudar en ese evento.

Volviendo al tema del radicalismo, más allá de la experiencia de Córdoba, ¿Qué recuerdos le quedan en el pueblo con el cómite?

Luisa – “En el comité radical estuve siempre, hubo 16 años en el que Bossio fue intendente y yo siempre fui concejal suplente. Había reuniones dos veces por semana, 35 años seguidos hice el arroz con pollo, una noche me dieron la sorpresa, quería dejar la receta a las chicas más jóvenes, fue la ultima cena con Carlos Salvatico, se llenó de gente, Carlos siempre me llamaba para darme el aplauso, Cristina Mallada de Cuadrado me dio el regalo de una cadena con un escudo radical y una mano solidaria, se me aflojaron las piernas, nos abrazamos y lloramos todos”.

¿Le quedaron muchas amistades? ¿Cómo ve al partido hoy y al futuro?

Luisa – “Anduve con los radicales por todos lados, con Gustavo Barbero pasamos horas charlando, nunca me enfrenté con nadie, hubo y viví internas, pero no se pelear siempre apoyé después la unidad. Hay que darle paso a los jóvenes, gente nueva, nuevas ideas, no podemos estar con la idea de 1983, estamos en el 2021, para mí son todos iguales, sé que hay dos que van como queriendo ser candidatos, cualquiera de los dos son jóvenes y amigos míos”.

¿Qué les diría a los jóvenes?

Luisa – “Que no prometan lo que no van a cumplir, que tengan respeto y consideración por la gente, que no se discrimine y que trabajen para el pueblo, sea para quien sea, somos todos iguales, todos nos necesitamos en la vida, con lo que pase con mi hija en diciembre pasado, me di cuenta que el pueblo rezó y oró, lo de Sandra fue un milagro, sentí el apoyo de la gente, peronistas, radicales, de todas las religiones, es lindo ser querido, yo me siento querida y respetada”.