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2020-06-06 01:00:00 Ferremol - Gabriel Celada Maquinarias Agrícolas
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LA VERDADERA HISTORIA DE LA VACUNA NÚMERO 1000.

Al final de abril, Pozo del Molle llegó a aplicar la vacuna número 1000 en la lucha contra el Covid, el beneficiario fue “Beto” Robbone, un adoptivo que ya no lo es, aquí su historia.04/05/2021


Juan Alberto Robbone es hijo de Albino Robbone y Nélida Travisan, su familia se constituyó con 4 hermanos, el matrimonio tuvo 2 veces mellizos, el es mellizo con María Teresa que vive acá en Pozo del Molle y en San Antonio de Litin viven los otros dos hermanos actualmente, José y Norma.

¿Qué recuerdos tenes de tu infancia? ¿Los primeros estudios?

Robbone – “Nací un 5 de enero de 1955 en San Antonio de Litin, el jardín lo hice en un colegio de monjas que todavía está y después el primario en la escuela Pablo Pizzurno, el secundario me quedó pendiente, lo quise hacer unas dos veces con esos nocturnos y bachiller acelerado pero no se pudo dar”.

“Uno de los recuerdos que más tengo presente de mi niñez, algo que lo hice hasta los 19 años, fue ingresar a un grupo de boy scouts, gracias a los curas párroco de ahí de San Antonio, al padre Bastida, al señor Marcelino Olivo, que era el maestro scouts, a los 12 años juré, antes se llamaba novato al que no era scout, me acuerdo que fue una ceremonia muy linda en donde vino el primer obispo de la diócesis de Villa María, Alberto Din, no sé si seguirá la tradición pero a mí me bautizaron con el nombre de un animal, mi apodo fue “laucha”, así que desde chico me llamaban de esa manera en San Antonio”.

¿Qué tareas realizaban los scouts en San Antonio?

Robbone – “No era algo militar pero si teníamos tareas que repetíamos todas las semanas, los scouts tienen que cumplir con la buena acción, así que íbamos todas las semanas a misa, ayudábamos siendo monaguillo del cura, lo hice muchos años. Al primer campamento en el que fui, se realizó en Unquillo, estuvimos 14 días, aprendimos a lavar la ropa, era con un sistema similar al militar, tocaban el silbato para el cambio de actividad, izamiento de bandera, levantarse a preparar el jarrito para desayunar, había juegos y a la tarde misa”.

¿Cuáles fueron tus primeros trabajos?

Robbone – “A los 11 años ya trabajaba en una tienda, no atendía al público pero hacia los mandados, me mandaban a barrer, limpiar, acomodar, me acuerdo que de los 11 a los 18 años era menor para cobrar pero no para trabajar, mi mamá me iba a cobrar con la libreta nacional de ahorro postal que estaba en aquel entonces, iba al correo a cobrarme. La tienda estaba al lado de mi casa, justo al lado de la cancha de Defensores de San Antonio, el club del pueblo, en una esquina.

¿Hiciste deportes en Defensores?

Robbone – “No no hice deportes, jugué al fútbol pero era muy amargo, solamente era ligero, una vez jugando contra Chilibroste no me podían parar, cuando me di cuenta estaba en Cintra, habían pasado 14 kilómetros”. (Cuenta sonriendo su anécdota difícil de comprobar)

¿Tenias vinculo con Pozo del Molle antes de venir a vivir?

Robbone – “Si venía a Pozo del Molle, mi mamá nació acá, tenía a mis tíos, eran de Corral del Bajo y cuando se casó mi mamá se fue a San Antonio”.

¿Cómo llegas a trabajar en la tienda de la cooperativa agropecuaria?

Robbone – “Un tío mio me había ofrecido una vez, ya que mi ex patrón Don José Milanesio, me contaba que quería cerrar la tienda y me habían ofrecido ir a la cooperativa de Silvio Pellico, yo no quería ir a Silvio Pellico pero en realidad no me quería ir de San Antonio, mi tío Eduardo Travisan era presidente de la cooperativa Agropecuaria de Pozo del Molle y me dice en octubre de 1979 si no me quería venir para acá, se estaba por jubilar Hortencia Perassi que era como la jefa de la tienda. En ese tiempo que tomé la decisión trabajé en una veterinaria en San Antonio, del Sr Fontana, estaba la otra que era de Tito Defago, que él era de Pozo del Molle, a veces bromeamos con Tito que hicimos un intercambio, no sé qué pueblo fue el más beneficiado (sonríe).

“A fines de enero de 1980 me vine ya a vivir y a trabajar a la cooperativa agropecuaria, me costó un montón porque era muy apegado a mi familia y a mi pueblo, pero con el tiempo me fui acostumbrando, gracias a Dios todos los empleados de la cooperativa fueron gente muy buena, muchos de ellos ya no están más pero los llevo conmigo en el corazón, me familiarice con ellos, nunca pensé que iba a estar tantos años, trabajé 40 años y algunos meses”. (Su voz se quiebra y la nostalgia lo invade)

¿Siempre fue en la tienda? ¿Tuviste compañeros al principio? Al final estaba solo en la sección.

Robbone – “Si siempre en la tienda, cuando ingresé éramos 4, estaba Hortencia todavía, la chica de Quiroga casada con Marino, Graciela y Norma Strumia (Oliva), desde finales del 80 hasta el 93 trabajé solo con Norma, luego ella se jubila y quedo solo en la tienda”.

¿Tenias algún reemplazo en vacaciones?

Robbone – “Si, un gran amigo, un señor, Héctor “Pacha” Strumia, ese me hacia la gamba hasta que él se jubiló. La tienda era una de las que más vendía en Pozo del Molle, estaba la tienda de Aguinaco todavía, casa Supertino, pero en la cooperativa iba mucha gente, después que la trasladaron allá atrás donde existía una mueblería, la gente empezó a ir menos, como que les quedaba incomodo o no era tan visible, pero lo mismo se vendía mucho en este último tiempo que estuve”.

¿Cuál era el fuerte de venta en la tienda?

Robbone – “Se vendía de todo, por ahí quedaban cosas y se buscaba de vender con ajuste de precio, aunque lo que más salía era lo blanco, manteles, sábanas, ropa de cama, además vendíamos mucho de ropa de trabajo, zapatos de seguridad, ropa de grafa”.

¿A quién tuviste de jefe (gerente)?

Robbone – “Cuando entre estaba Mario Picco, lo queríamos muy mucho, luego ingresó su hijo Raúl, con el que también tuve y tengo una gran relación, me tuve que ir por la pandemia y aun no me llegó la jubilación, me dijeron que está por salir. Se extraña mucho el trato con los compañeros, yo los considero amigos y parte de mi familia, lo mismo los clientes, se los recuerda, ahora salgo a hacer mandados y está el saludo con la gente.

¿Pudiste rápidamente lograr más amistades?

Robbone – “Nunca me costó el trato con la gente, el hacer amistades, cuando vine iba al club Argentino o a la sede a tomar y ahí me hice muchos amigos”.

¿Desde dónde empieza tu faceta actoral?

Robbone – “Cuando era chiquito hice una obra de teatro en San Antonio era el nieto de una pareja que gracias a Dios todavía viven, Orlando Picco y su señora Herminia, después hicimos obras de teatro nosotros que nos la había escrito la señora del Dr. Lubrina. Ya en este pueblo hice obras con el Dr. Luis Guerberoff, Tatin Lerda, Esther Celayes, Carlos Mignola, Marisa Melano, el Director fue Perini de La Playosa, había sido un éxito, fue mucha gente.

¿Muy buen recuerdo el café Concert para vos y la familia? ¿Con quién sentías esa química fuerte arriba del escenario?

Robbone – “El café Concert lo hicimos durante 20 años con Malena Piccato, tuvimos la oportunidad de compartir con Susana mi señora y mis hijos Gabriel y Giuliano, además de nuestra hija postiza la “chucho” Ferrero. Con Alejandro Ferrero con solo mirarnos ya nos conocíamos, el trabajó en la cooperativa, hicimos muchas veladas en la Malbrán, de ahí generé confianza.

¿Volves seguido a San Antonio?

Robbone – “Hace mucho que no voy por la pandemia, pero siempre voy, una vez al mes, mis papas no están más, pero tengo tíos, primos, hermanos, matrimonios amigos de tantos años”.

¿Qué significa para vos Pozo del Molle?

Robbone – “Me costó mucho pero mi pueblo de adopción no es más, yo me siento pozomollense, lo amo a Pozo del Molle, creo que nunca más me iría de aquí, me quedaría acá”.

Sos el vacunado número 1000,¿cómo viviste este proceso de pandemia?

Robbone – “Desde que comenzó la pandemia me mandaron a casa, por ser una persona de riesgo, soy hipertenso, tengo epoc y hace poco me detectaron diabetes así que tengo que cuidarme muchísimo, realmente Susana y yo tenemos miedo, nos cuidamos a raja tabla, al principio creía que con la vacuna de la gripe teníamos basta, pero cuando vimos que el mundo se comenzó a vacunar, nos anotamos, la esperábamos con mucha ansiedad a la vacuna”.

¿Cuál te tocó y cómo te fue los días después? ¿de yapa desayuno vino?

Robbone – “Me tocó la Sputnik (rusa), si de yapa vino el desayuno, masas finas, presente sorpresa, la primer dosis, la verdad que al otro día me dolió un poquito el brazo pero no tuve otros síntomas.

¿Con qué podemos cerrar?

Robbone – “Déjame decirte que estoy contento porque formé una familia hace 37 años, tengo dos hijos maravillosos, Gabriel en Villa Maria y no nos podemos desprender de Giuliano que sigue acá en casa”.

Así se despedía saludando a todo Pozo del Molle, el famoso petiso de la tienda, pasaron 40 años que vive entre nosotros y espera la jubilación, mientras tanto recibió la primer dosis de esperanza en la pandemia y entró en la historia al ser el número 1000.

 

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04/05/2021 LA VERDADERA HISTORIA DE LA VACUNA NÚMERO 1000.04/05/2021 LA VERDADERA HISTORIA DE LA VACUNA NÚMERO 1000.04/05/2021 LA VERDADERA HISTORIA DE LA VACUNA NÚMERO 1000.04/05/2021 LA VERDADERA HISTORIA DE LA VACUNA NÚMERO 1000.04/05/2021 LA VERDADERA HISTORIA DE LA VACUNA NÚMERO 1000.04/05/2021 LA VERDADERA HISTORIA DE LA VACUNA NÚMERO 1000.04/05/2021 LA VERDADERA HISTORIA DE LA VACUNA NÚMERO 1000.04/05/2021 LA VERDADERA HISTORIA DE LA VACUNA NÚMERO 1000.04/05/2021 LA VERDADERA HISTORIA DE LA VACUNA NÚMERO 1000.04/05/2021 LA VERDADERA HISTORIA DE LA VACUNA NÚMERO 1000.
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