CULTURA NOCTURA “SPAGOS, PODRÍA ESCRIBIR UN LIBRO”

Así lo cuenta Selmar Narduzzi, el buen hombre, serio y responsable que alguna vez fue quién atendió a toda una generación de jóvenes que pasó por su bar.

Sigo escuchando a mi corazón, sigo persiguiendo un legado, por eso me tomo el compromiso de no buscar figuritas repetidas, voy en busca de hombres que hicieron el bien y no han tenido demasiada prensa, vaya a saber uno por qué.

Hoy es el turno de Selmar Roberto Narduzzi, un hombre que nació un 22 de julio de 1937, su familia estaba compuesta por su papá Alfredo Narduzzi y su mamá Margarita Biolatto, su hermano Ricardo, tan querido también. En este 2020 cumplió 83 años, justo en este momento tan raro, hace 56 años está casado con Esther Grosso, su esposa y viven allí en la calle Sánchez Manzanera, tuvieron dos hijas Mónica Elizabeth en Córdoba actualmente y Gabriela Fernanda en San Luis, tiene dos nietas.

Selmar siempre fue un tipo especial, yo fui uno de los pibes que pasó por su “SPAGOS”, y lo viví de diferentes situaciones, ya más adelante les voy a explicar por qué. Lo cierto es que mis recuerdos de él, son siempre iguales, un tipo serio, educado, corto de palabras y que rara vez esbozaba una sonrisa, salvo que seas muy habitué del lugar, el tenia un límite, podías hacer chistes, lo que quieras, pero cuando alguien cruzaba detrás de la barra de tragos, mostraba su cara más seria aún, ese era su límite, allí no le importa raza, religión, no había apellido que valga, no había ni miles de tragos que le comprarás, ahí era solo su sitio.

Es un tipo especial, de hecho, cuando fui a su casa a entrevistarlo, volves al pasado enseguida, debajo del techo de su garaje, tiene estacionado su Renault Fuego Coupe, un auto de colección, que lo acompaña desde que yo tengo uso de razón, el llegaba al bar, lo estacionaba al frente, y se bajaba con su tradicional camisa blanca y corbata. Su casa tiene rincones especiales, hay una chanchita de Ferrari, a pesar de no pasar por un buen año, el sigue siendo fanático, de hecho es un coleccionista impresionante, tiene pilas y pilas de las revistas del Gráfico y Campeones, su pasión por el fútbol y los fierros, viene de larga data.

Así fue una pequeña charla que tuvimos, ¿Dónde naciste y que recuerdos tenes de tu infancia?

Contesta Selmar – “yo nací en Pozo del Molle pero vivíamos en la zona rural, donde están los Scaglia ahora, hice lo estudios primarios en la escuela Gral San Martin, que la teníamos a la escuela a la par, antes la escuela estaba en la calle Mitre y nosotros vivíamos a la par, terminé el primario y no pude estudiar más”.

¿Empezaste a  trabajar muy de pibe, donde?

Selmar – “Si empecé a trabajar muy de pibe, trabajé en una fábrica de juguetes, que era de los Cuadrado, eran dos o tres hermanos, después trabajé en una  pollería de Baudino, en una fábrica de triciclos que estaba en la esquina de Sociedad Italiana, también de los Cuadrado era. Siempre fui empleado y hacia atención al público, luego el Quete Rodríguez, me empezó a buscar para trabajar de mozo y empecé a agarrarle el gusto a ese tipo de tareas”.

“En una época estuve en la ERA, cuando está cerró Ricardo se había ido a Carlos Paz y me preguntó si no quería irme unos meses a trabajar allá, de mozo, justo también había cerrado Ravotti, así que conseguimos trabajo en el Country Club de Carlos Paz, no sabes lo que era eso, tenía el lago de acá a la vereda, estuve unos meses, atendí a Maria Martha Serra Lima, Minguito Marimón”.

“Después me volví a trabajar con los Baza y seguí siendo mozo al mismo tiempo. Estábamos con los muebles de algarrobo, vendían un montón, éramos muchos empleados”.

¿Trabajaste en muchos lugares, te quedan buenos recuerdos?

Selmar – “Si yo amigos tuve siempre, nunca discutí con nadie, lo que me mandaban a hacer lo hacía, antes de Spagos, Quete, no me largaba cuando el tenia Fundación, siempre quiso que me quedara con él. Yo justo en esa época me sumé a trabajar con David Espinosa en “Stress”, ahí donde está ahora “De Diez”, frente al boliche viejo, lo hice como 5 ó 6 años, tenían una sociedad con Fiuri, cuando David se va, justo coincidió con que Odilio Comba hacia un tiempo que me venía buscando para estar con él.

¿Contame ahora como comienza la historia de Spagos?

Selmar – “Ese bar era del padre de Hugo Manrique, yo le puse “Spagos”, porque viendo una revista un domingo, veo que así se llamaba una confitería yanquee, nunca supe que quería decir, busque diccionarios, hasta que una mujer me dijo que quería decir guita. Odilio (Comba) me lo alquiló, me vendió todo lo de adentro y me alquila el local, en 1992 empecé estuve hasta el 2005, conocí mucha gente, hice muchos amigos”.

¿Cómo era tu rutina en la semana?

Selmar – “A la mañana iba a las 10, pero no abría, salía a comprar, a la una de la tarde me iba, porque caía Bartolo Abba, Jorge Combale, Nelson Prandi a jugar al chinchón hasta las 2 y media ó 3, después volvía  a la tarde”.

“Me acostumbre a dormir poco, mi señora me ayudaba, los sábados tenía una cocinera, casi siempre tuve la misma, Antonia Salas de Dubois, después vino un petiso una noche, que supuestamente estaba en ese tiempo en Tío Pepe, me pregunto si necesitaba un mozo y yo no sabía ni quién era, trabajo en Agromec me dijo (se refería a Pipo Cerri), su señora también me ayudó. Siempre tuve muy buenos mozos, Lerda (el comisionista, el Orlando), tomaba los pedidos y ni los anotaba, tenia buena memoria, otro fue el flaco Diaz, que es gasista ahora”.

¿Por qué crees que permaneciste tano tiempo y eras respetado?

Selmar – “Todos me querían, a veces me pregunto por qué me querían, yo no hacía nada, solo iba a una mesa, anotaba y hablaba lo justo y lo necesario, en Carlos Paz una vez un hombre me dijo usted es un buen mozo, solo se limita a hacer pedidos, eso lo hace distinto, yo viaje por todo el mundo, quiero felicitarlo, así me dijo”.

¿Además del bar agregaste algunos juegos para sumarle a la gente?

Selmar –“Si tenía 2 mesas de pool, también tuve videojuegos pero no tantos, en un tiempo tuve, mesas de cartas, apostaban como todos, en la parte de adelante era más familiar, salían lomitos, carlitos, café, había muchas familias que iban”.

¿Eras el hombre que recibía a los todos los jóvenes del boliche, el after de antes?

Selmar – “Yo recibía a todos los que venían del boliche, cuando cerraba el boliche yo me quedaba hasta las 7 y media u 8 de la mañana, realmente vi de todo, había cada cosa, que si quisiera podría escribir un libro”.

¿Hay recuerdos lindos me imagino?

Selmar - “si seguro, vi unos cuantos matrimonios que ahí se formaron, sin dudas, vi muchas veces hombres que les pagaban a las mujeres que estaban en otras mesas, los café y así arrancaban”.

¿Te costó dejar, extrañaste?

Selmar – “Cuando deje fue porque Odilio me dijo, compra o te vas, decidí cerrar, no tenía la forma de hacerlo, se pedía mucho por la ubicación, de ahí en adelante no agarré nunca más la bandeja, tengo 3 en casa, me costó dejar, hoy tuviera 10 años o 15, vuelvo a abrir”.

¿Pasaste de todo, tuviste algunos inconvenientes de salud?

Selmar – “Si como todos, recuerdo una noche quedé duro atrás de la barra, estaba el Cachi Grasso, Guido Petri, Roberto Comba, no me podía ni mover, me cargó Roberto y me llevó a la clínica, el Dr... Roland me vio y me dejó 4 días internado, era del aserrín de cuando trabaja de Baza, se había ido a los pulmones, encima yo fui muy fumador se junto todo, de ahí en adelante me asusté y lo dejé para siempre.

Antes de irme de su casa, llamé a su esposa y les saqué una foto, me vine contento sabiendo que había cumplido con un tipo que nos hizo la vida más simple, era un lugar en donde pasé varias cosas.

Es posible que cada vez que escriba, mi sensibilidad me lleve a nombrar a mi papá Silvio, pero lo que pasaba es que él era nuestra única fuente de ingreso, cuando yo empezaba a salir, las entradas de los boliches costaban 4 pesos, el guardarropa 1 peso, mi viejo era el asador de los viernes en el taller de Bossio, allí venía y nos daban 5 pesos a mí y a mi hermano. Mi primera parte de adolescentes, no me permitía para ir de Spagos, yo veía como mis amigos iban.

Al tiempo, comienzo a trabajar en el canal y pude vivir la época de Spagos, recuerdo ir de Selmar, los viernes, eran las 12 y estábamos adentro, truco y mosca hasta las 2 de la mañana, por que el boliche cerraba a las 4 y media, a la salida, nos turnábamos para buscar las camperas, por que los demás iban a buscar lugar en las mesas de Spagos, allí nos juntábamos con amigos, amigas, gente más chicas de edad que nosotros, de otros pueblos, no teníamos drama.

El amigo “Pipo” ya me conocía de memoria, mientras jugábamos a las cartas, llevaba la botella de vidrio de coca cola, a la salida del boliche, el té y las dos medialunas, ahí nos quedábamos hasta que se hacía de día, muchas veces, lo cruzaba al fanático de mi viejo, que se iba a trabajar 7 y media, media hora antes y yo lo cruzaba casi llegando a casa.

No necesitamos en aquella época de previas, de after largos y fuimos muy felices, porque hubo personas de bien, como Selmar, que encontramos en el camino, por eso quería recordarlo en esta humilde nota.

Así pasó, SPAGOS y SELMAR…