Hace dos años atrás, un 20 de octubre de 2018, mientras muchos se preparaban para una tarde más de las heroicas del deporte de la redonda, en las tierras del clásico rival de la liga San Francisco, Alianza Carrilobo, una mala jugada del destino nos llevaba tempranamente a un tipo que fue mucho más que un DT del fútbol infantil, Raúl Bringas, fue quizás el alma de la unión de muchas generaciones de niños en Pozo del Molle.

Hace dos años atrás, el destino quiso que “Sapito”, dejará la vida literalmente en una cancha de fútbol, así como la dejaba sábado tras sábado arengando y alentando a los chicos, gritándoles con mucho respeto y amor, “dale nene métele” “hace un gol y vení a dedicármelo”, “estamos bien pero me falta tu golcito”, “dale entra bien en calor que vos sos mi pollo”, miles de frases que se me vienen a la mente que le he escuchado decir en tantos años.

En el 2010 el pueblo se dividió en dos colores (lo digo por el clásico mollense), de ahí en adelante algunos quedaron de un lado u otro, “Sapito”, jamás, el siempre fue de todos, es difícil vivir en un pueblo que a medida que pasa el tiempo uno lo ve dividirse a cada rato, es muy difícil ser aceptado por una gran mayoría en el ambiente que uno se mueve, Raúl lo logró con su simpleza y don de gente.

En el año 2014 hacíamos un programa denominado “Todos Atrás y D10S de 9”, lo invité una y otra vez para reconocerlo y homenajearlo, nunca quiso, decía que él no era para eso, que le gustaba estar con los chicos y que no creía merecerlo, intenté en más de una oportunidad y la familia es testigo de eso, por las llamadas telefónicas que le realizaba, nunca pude lograr la nota que tanto anhelaba. “Sapito” era un personaje, le aportó su impronta a los mejores años de la historia del fútbol infantil de Pozo del Molle, que casualmente coinciden con el triunvirato que formó con sus amigos Néstor Vicario y el profesor Gabriel Pérez.

Fundación fue dos veces campeón de la copa Challenguer (2006 – 2008), estuvo entre los primeros 4 de todo el absoluto en el año 2006,  además de promover muchos chicos que pudieron pegar un saltito de calidad en el fútbol de inferiores de AFA. Pero más allá de los lauros, trofeos, todos los recuerdan por su personalidad, esto decía tiempo atrás Fabri Mollar “el técnico que más me influyó y que a muchos le debe pasar, es Sapito Bringas, también Néstor y Gabi (Vicario, Pérez), Sapito vivía cerca de casa, yo lo pasaba a buscar y el iba en la bici amarilla que el tenia, tengo una anécdota muy buena que siempre se la contaba Sapito a mi mamá, un día llovía y no tenía muchas ganas de ir a entrenar y le había dicho a Felisa, su esposa, hoy capaz que no vaya, cuando miró para la ventana estaba yo afuera, “Beckham está acá y voy a tener que ir”, fue uno de los técnicos que me enseñó el amor al fútbol” (una descripción que lo pinta tal cual fue).

En lo particular tengo recuerdos varios como los que conté breve en mi red social de facebook hace 2 años atrás, “Sapito” con tal de ayudar y estar hacía de todo para el fútbol de Pozo del Molle, yo tenía unos 9 años, cuando los campeones de 1993 se acostaban en la fría mesa de piedra del vestuario que colinda con el túnel de Sportivo, Raúl usaba la gorra para atrás y tenía la toalla blanca y lista la pomada para moverles las piernas a los jugadores que siempre tenían sus ñañas pero que eran distintos por eso lograrían el campeonato de manera invicta.

Otra genial que la recordé mucho tiempo después, Raúl fue un fanático de Boca, venía en su bicicleta, allí donde hoy está el Ipem, estábamos armando un clásico de fútbol, año1997, después del calentito partido del 3 a 3 que Celso Ayala empató sobre la hora. Con mis amigos armamos un River vs Boca, “Sapito”, frenó vio unos minutos, hasta que en una jugada pegó el grito que el entraba a jugar para los de Boca, lo que provocó la risa de nosotros y la alegría de el que tenía ganas de despuntar el vicio.

A veces me preguntó el por qué de algunas formas y de algunos tiempos, intentó consolarme y buscar lógicas que sin dudas no hay, pero creo que los tiempos que se venían no estaban hecho para personas como Raúl, los padres de los chicos ya no son los de antes, la presión ya es distinta, hay una sociedad muy poco tolerante, exitista, encima cada vez hay más chicos, todos tienen derecho a jugar pero la realidad es que como decía Gabi Pérez, es increíble que sumen puntos desde los 7 años, hasta los 12 deberían jugar por jugar, para divertirse. Con Gabi recuerdo la veces que “Sapo” muy pasional salía corriendo y gritaba gol, pero no lo era, Gabi le decía “no griten el gol antes, los quemamos”, Raúl se daba vuelta y nos miraba con sonrisas, era más fuerte que él, no podía manejarlo.

Si a esto le sumo toda esta pandemia que vivimos, a la distancia me consuelo pensando que “Sapito” era demasiado bueno para soportar tantas injusticias, guardo de él, los mejores recuerdos, aquel sábado el golpe fue durísimo, 7 días después Fundación ganaba el torneo repechaje y se lo dedicaba. Pero ya nada sería igual, todo cambia, vendrán versiones nuevas, su hijo Franco ahora está en el baby fútbol, es una nueva versión, de hecho una de las primera veces que lo vi, lo observé cariñosamente con sus chuecas características, la gorrita para atrás y el amor que le transmitía a los niños, aunque no creo sea tan bueno para colocar los apodos cuando no se acuerde un nombre o apellido.

En aquel entonces, años atrás salude a la familia, pero hoy, 2 años después puedo entenderlos más que nunca, el tiempo pasa rápido, las ausencias son más grandes y cada vez más se extrañan, desde hace un tiempo, religiosamente, todos los fines de semana, tengo un momento con él en su morada, donde lo saludo y le digo, “Sapo querido”, jamás quedarás en el olvido.