Yo lo conozco como “Darú”, en mi paso como docente de TICS en el Ipem 399 de Pozo del Molle le di clases en cuarto año, allá por el año 2019, el me conocía porque su padrastro tenía una relación de complicidad conmigo desde mucho tiempo. Darío es un pibe tranquilo, el tiempo que le di clases, usó sus libertades, el chiste y la risa fácil estuvieron siempre, pero cuando uno le daba una orden, rápidamente frenaba el clima de relajación y tomaba la responsabilidad que uno le asignaba, siempre noté su habilidad de saber rodearse de sus compañeros que estaban bien comprometidos y que sabían lo que tenían que hacer, .

Hace unos días lo vi subir la fotografía de cómo se erigía como soldado voluntario, quise conocer un poco más, de cómo es su vida hoy, además de querer conocer cómo es un cuartel hoy en nuestra capital cordobesa y en el país, que está sucediendo puertas adentro.

Hola Darú, contanos un poco de tu historia de vida. ¿Dónde naciste, donde cursaste tus estudios?

Darío Echevarría – “Yo nací en Córdoba capital, pero la infancia la pasé en Villa María, viví allí con mis padrinos Miguel y Susana hasta los 6 años y después me vine a vivir a Pozo del Molle, estudié el primario en la escuela Francisco Malbrán y el secundario en el Ipem 399, Héroes de Malvinas, ahí fue cuando surgió esto de querer ser militar.

¿Qué recordas de esos colegios que te formaron?

Darío – “Yo recuerdo a los profesores que me han enseñado mucho pero más allá del tema de las materias, me formaron como persona, aparte de mis familiares creo que ellos fueron los que me llevaron al lugar en donde estoy, me han aconsejado mucho, me dieron educación, respeto, ellos despertaron lo que soy hoy”.

¿Desde niño sabías que iba a ser soldado? ¿o en qué momento lo sentiste?

Darío – “No, nada que ver, con un compañero del colegio queríamos ser arqueólogo, geólogo, pero en el 2021 lo decidí en quinto año, porque yo repetí quinto en la pandemia, ahí fue cuando le dije a mi mamá que quería ser militar, también le dije a mi mamá que no iba a estudiar así online, me fui a trabajar con mi papá porque sentía que no me servía, yo sentía que lo virtual no me aportaba nada a mí, quería aprender, pero necesitaba de las explicaciones personales”.

¿Cómo fue incorporarse al ejército para formarse como soldado?

Darío – “Y una vez que dije que iba a ser militar, no sé si fue Dios o qué, pero apareció una noticia en las redes que decía que había incorporaciones para Córdoba, así que al ver la oportunidad fuimos allá a hacer un montón de trámites, papeles, fotos, tuve que esperar 6 meses para que me llamaran a hacer los estudios, físicos, intelectuales, psicológicos, una vez que aprobé todo me dijeron que me iban a llamar y me llamaron, diciéndome que tenía que presentarme y me dieron una lista de todo lo que tenía que llevar”.

¿Qué había en esa lista y háblame del predio, que viste allí? ¿recordas el primer día?

Darío – “Y había desde un hilo para coser a linternas, sábanas, ropa, tijeras, pilas, de todo, mi primer día fue el 19 de abril de este año, el predio es el regimiento 2 de paracaidistas, el predio está yendo para La Calera, cuando llegué vi a muchos soldados y me identificaba con ellos, quería ser uno de ellos, después ves todo inmenso, compañías, cuarteles, yo quería estar ahí. Hay banderas argentinas por todos lados, los cuarteles, las estructuras son hermosas, el cuartel está todo bien acomodado, todo limpio, es hermoso, hay mucha vegetación, hay animales, desde un cuy hasta el pájaro más lindo te lo encontras ahí”.

¿Cuáles fueron las primeras sensaciones y contanos un poco del curso que aprobaste para ingresar?

Dario – “Tengo una anécdota de la primera vez que fui a anotarme, yo pasé sin decir nada y ahí me preguntaron quién era y a que iba, les dije que iba a anotarme, a lo que me respondieron, “aquí todos se presentan, porque yo lo puedo considerar una amenaza”, me asusté, ahí aprendí que debía presentarme siempre, ahora digo al ingresar, soldado voluntario segunda comisión Darío Echevarría, vuelta del franco sin novedad”.

“El curso se llama NIB (Núcleo de Instrucción Básica), ahí te dan todo, uniforme, todo, éramos 20 en el curso, egresamos 17 y 3 no lo pudieron hacer, pero adentro había soldados que ya hicieron el NIB hace rato, en la compañía somos como 60 ahora. Al comienzo hicimos fajina, comenzamos a limpiar la cuadra, los baños, se hace todo eso y a las 7 salimos a rendirle honor a la bandera, en la formación siempre vas del más alto al bajo, nunca tiene que faltar energía en los saludos, formaciones, siempre nos dicen que el soldado puede fallar, pero siempre con energía”.  

“Una vez realizado el juramento tenemos un minuto para buscar la tasa e ir a desayunar, quien no llega a tiempo tiene su castigo, luego vamos al rancho que es un comedor grande donde desayunan todos los soldados, en el NIB fue todo lo que es desfilar, orden cerrado, vimos todas las faltas, leves, graves, gravísimas, el servicio, la guardia ahí adentro, nomenclaturas de las armas, como se usan, fueron 8 semanas, la penúltima semana fue terreno, ahí armamos carpas, dormíamos en bolsas de dormir. Nos enseñaron que nunca uno se puede olvidar el fusil, yo me dejé el fusil en la carpa porque quería tomar agua, cuando volví ya lo tenía un sargento en la mano al fusil, de ahí en adelante te puedo asegurar que no lo voy a olvidar más”.

¿Qué sigue ahora luego de aprobar el curso y ser soldado?

Darío – “Bueno yo me egresé como soldado voluntario de segunda comisión, ahora tenemos 8 años, uno asciende luego a soldado de segunda, de primera, eso es hasta los 28 años, pero tengo hasta los 23 años para ingresar a la escuela de suboficiales, o hasta los 24 años para ingresar al colegio de oficiales en Buenos Aires, tengo pensado ir a la escuela de suboficiales. Ahora egresado tengo actividades como intendente de cuartel, es reparar, pintar, mantener todo lo que es la compañía, la parte del automotor, transporte militar, hay carpintería, obvio que hay terreno, hay misiones de la paz que son en Haití, lugares en donde uno puede ir al exterior, Brasil por decirte, a nosotros nos preparan para la guerra, nos enseñan como desplazarse en el terreno, en caso de que llegué un enemigo tenemos que saber cómo actuar”.

“Ahora estoy de franco, pero estamos mediodía no más, no tenemos muchos insumos por la situación actual del país, esto es de lunes a viernes, se sale de franco a las 14 hs, lo sábados y domingos solo se quedan los que hacen las guardias en la compañía, yo tengo pensado cumplir un año y luego irme a la escuela de suboficiales como te decía, ya que allá me queda más cómodo porque tengo parientes”.

¿Quiénes te acompañaron el día de egreso?

Darío – “De mi familia fue mi madre, mi padrastro, mi madrina, mi hermanito y mi prima, estaba muy feliz de que ellos hayan estado en la formación”.

¿Le aconsejaría a otro adoscelente, que tomé este camino?

Darío – “Si, yo no estaba conforme como era yo, por ahí los que me veían me decían que era una buena persona, yo personalmente no lo sentía así, pensaba diferente, es increíble ahí como cambia la mente de uno, como se forma uno como persona, uno se siente ahora una persona educada, respetada, aprendemos muchos valores ahí dentro, por eso yo aconsejaría que los quieran entrar ahí para cambiar, tener otra vida, que lo hagan por que todos los días se aprende algo nuevo, es increíble lo que se aprende ahí”.

De esta manera les mostramos algo, de cómo es hoy iniciarse en el camino del ejército argentino, Daru, lo hace desde Córdoba, le deseamos lo mejor, que siga encontrando propósitos y desafíos en este lugar.