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2021-05-08 04:55:00 Obregon Natalia (Inmobiliaria - gestoría)
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DÍA DEL FUTBOLISTA, UNA FORMA DE VIVIR LA VIDA

Este 14 de mayo se celebra el día del futbolista, quisiera compartir esta reflexión con ustedes, sobre lo que es para nosotros este deporte tan hermoso.14/05/2023


Al momento de compartir estas líneas me encuentro contento, porque haciendo honor al día, acabamos de jugar un partido de fútbol a 60 kilómetros de casa y pudimos volver a ganar después de un par de fines de semana que veníamos con la cara larga, victoria merecida para nuestro grupo de casi cuarentones, la mayoría, frente a unos pibes que apenas pasan la década de los treinta de años.

NIÑEZ FUTBOLISTICA

Alguna vez fui joven y un día partí de mi casa rumbo a Sportivo Pozo del Molle, mi amigo Paolo que conocía de jardín me contó que jugaban en esa cancha que estaba ubicada a media cuadra de casa, ahí en el Barrio José Hernández. Al llegar me apoyé en el tejido, intentaba divisar a mi amigo y no lo veía, mientras lo buscaba, apareció un hombre que no conocía y me preguntó si me animaba a jugar, que le faltaba un pibe para el partido, obviamente que le dije que sí, me tiraron un conjunto de colores raros, marrón y blanco, similar a Platense, evidentemente algo bueno habré hecho ese día, porque al finalizar el partido ese hombre que me invitó a jugar, me llamó y el diálogo fue por demás particular.

“Pibe, en la semana vamos a jugar un amistoso con Carrilobo, usted es rápido, pero yo ya tengo alguien en ese puesto, tráigase el bolso por las dudas, si llega a estar el (Mamu Gutiérrez), no viaje, pero si él no está, súbase a un auto que lo voy a necesitar”, así fueron las textuales palabras de quien fue mi primer entrenador, Leónidas “León” Castellanos.

Las palabras no fueron muy alentadoras, ósea, para que yo pueda jugar debía faltar uno, cuando llegué a mi casa les conté a mis papás, obviamente mi mamá me decía que no fuera porque no quería que yo me ilusionará ya que debía no viajar el otro jugador, mi papá futbolero como pocos, me dijo, “anda y si sube el otro, anda lo mismo”. Aún no había cumplido los 6 años, tengo la imagen de una chata amarilla y cúpula blanca, me fui con esa edad solo desde casa caminando y con el bolso, llegué y (Mamu) no estaba, me subí a la camioneta, tenía terror que apareciera (Mamu), entraban unos y otros los pibes, no sé cuántos éramos detrás de la chata esa, hacemos unos metros y en la salida, la chata frena, lo primero que pensé, si es (Mamu) me tengo que bajar en la entrada, pero resulta que fue que mandaban a un chico de otra categoría con nosotros para liberar espacio en otro auto (ahí respiré y me fui a Carrilobo).

Allá me fue bien, jugaba de delantero con mi amigo Paolo, a la semana hago mi primer gol, una jugada que la arma toda Paolo y yo me le meto literal al medio y pateo al gol, obviamente mi amigo me recriminó y quizás sabe hasta el día de hoy, que le saqué el gol. Me fui formando y viví de todas las experiencias, cuando mi clase, la 1984 jugaba con los 83, tenía compañeros y cuando jugábamos con la 85 sentía que nos iba mejor, tengo una anécdota genial con el “pelado” Gerardo Romagnoli como DT.

Mi vieja fue catequista muchísimos años, un domingo Carrilobo organizaba un campeonato relámpago de la categoría “chiquita” en ese entonces, ese domingo en la iglesia de mi pueblo, venia el obispo a tomar las comuniones, yo no tomaba la comunión, pero se acostumbraba que el que la pasaba al año siguiente, tenía que ver como la hacían los otros, para luego al año que viene tomarla. Romagnoli golpeaba la puerta de mi casa y le hablaba a mi mamá para que me dejé ir a Carrilobo, mi vieja no me quería dejar ir, hasta que no sé qué dijo (Roma), me dejan, subo al auto y me dice el pelado, “te conviene que hagas algo en Carrilobo, porque si no, no volvemos ninguno de los dos”. Ya en Carrilobo, pensaba, ojalá pueda hacer un gol así no me retan tanto a la vuelta, a punto de dar la charla, (Roma) me dice, “faltó Román Medina, vas a jugar de 2, último hombre, aparte sos jetón vas a andar bien”, terminó el relámpago y cuando nos estábamos yendo, el (pelado) me dice, “no hiciste goles, pero te encontré el puesto decile a tu vieja”, de ahí en adelante nunca más jugué de delantero y me usó de defensor toda la vida.

Y así fuimos creciendo, entrenando en el predio de la barraca, “león” no nos enseñó tácticas, pero nos enseñó a querer este deporte, “Roma” nos hizo lideres a muchos de nosotros, nos enseñó a no tener miedo y a ir al frente, hasta que llegó el “Oveja” Olivera y nos motivó, recuerdo que siempre jugábamos una categoría contra la otra que nos seguía, la cantidad de gaseosas que nos prometió el “Oveja” si le ganábamos o le hacíamos un gol a los chicos más grandes, muchas no las vimos ni pasar.

Me tocó batallar con las más bravas, cuando nos mediamos con Almafuerte de Las Varillas, el “Seba” Palmero me sacaba varios centímetros de ventajas, al Osvaldito Villalba era difícil de descifrarlo, Huracán era una cosa de locos, la “pepa” Ludueña, el choco Zorzoli, Dieguito Bonaldi, Elvio Figueroa, nos daban la pelota cuando ellos querían, en Mitre, Mapelle con pelo largo en esa época también era complicado, pero nunca me voy a olvidar la milonga que me pegó una vez, “Lalo” Romero y Ramiro Fervari o “Davincho” Costero en el cambio de categoría, en el Arañado, sobre todo “Lalo” me hizo pasar una de las peores tarde que recuerde.

Después en todos lados tenía amigos, en Carrilobo, Sacanta, en Laspiur con Pablito Lenardon, lo duro que fue medirse con el Granaderos de Samuel Audagna, Mauricio Dabene y el enorme Nicolás Barbero que hoy con 39 años sigue vigente en la liga.

TIEMPO PERDIDO Y RECUPERACIÓN CON UN TÍTULO

Cuando tenía la edad para jugar en primera y reserva, hubo 6 años sin fútbol en el deporte local, nos tuvimos que conformar con jugar comerciales o volcarnos a otros deportes, en mi caso hice vóley un par de años, pero no era lo mismo. Hasta que la vida me dio la satisfacción de ser campeón, aunque sea en la reserva de Sportivo, vivimos un año maravilloso y lo coronamos con un título muy merecido, cuando hay material y haces las cosas con pasión y disciplina, las cosas funcionan, no hay secreto.

En esa época, me tocó medirse con rivales que me enaltecieron, nuestro debut fue con Laspiur, allí tuve la suerte de marcar a mi amigo Pollito Forlin y nos amigamos enseguida, lo conocí y padecí a Leo López, a los pocos días había un pibe en Almafuerte que me complicó toda la tarde, debe ser unos 5 años menor que yo, su gambeta era rarísima, cuando salgo de la cancha, le pregunté como se llamaba, Camilo Ortin me dijo, después por temas de estudio y demás le costó seguir, pero fue un pibe que creció mucho en ese club después. Y así podría nombrar miles de anécdotas con rivales, pero quiero cerrar con esta reflexión que viene a continuación.

NUNCA DEJAMOS DE SER FUTBOLISTAS Y LA CLAVE ES APRENDER A LEER NUESTRO CUERPO.

Un día en clara desventaja con muchos de mis compañeros del club, ya que ellos estaban en el pueblo y podían entrenar toda la semana, yo viajaba y podía ir un día solamente, me daba cuenta que el ambiente del fútbol es lindo pero complejo a la vez. No digo que no estaba bien la regla de que el más entrenaba tenía más chances de jugar, no reniego de eso, pero me hizo un “Clicks” en la cabeza de sentirme que merecía más y que no me lo iban a dar a lo que yo buscaba, porque había gente que sabía ganarse el espacio mientras yo no estaba y no entrenaba.

Y ahí dejé todo, 10 años después, me invitaron a un torneo senior de más de 33 años, fui y salimos bicampeones en un año, pero ahí ya empezó el cuerpo a enviarme mensajes. Un futbolista puede dominar mejor o peor un balón, un enganche, una técnica, lo que no puede dominar fácilmente es el ego, nunca se mata al futbolista competitivo que llevamos dentro, una tarde corrí a toda velocidad a un rival en el torneo senior, el “Gera” Scharff me enganchó y quise frenarme, el tobillo cedió y me costó más de 6 semanas afuera.

Y seguí jugando con buenos resultados, enojándome si perdía, enojándome si no era titular, enojándome si no jugaba en mi posición, enojándome si no levantaba una copa. La locura de la competición me llevo a priorizar primero la competición y después lo otro, un día, hace un año atrás, la rodilla me dijo, hasta acá llegaste y tenes que ponerte a pensar.

Ese 9 de julio del 2022, sentí que no jugaba nunca más, algo se movió ahí adentro y el miedo era grande, visité a diferentes especialistas, hasta que uno me dijo, cada organismo es distinto, tenemos que leer el tuyo, para saber eso hay que esperar 3 meses, el Dr. Esteban Ancarani. Me fui rodeando de gente en la localidad, en “Boom Training”, me realizan un protocolo de rodilla, tenía rotura de cruzado anterior y menisco, mientras “Chucho” Ferrero me ayudaba con los masajes y “Loli” Moyano me explicó varias razones, me enseñó a leer otras cosas.

En uno de los primeros ejercicios, Ariel Luque me hizo parar de una silla hacia arriba, no había respuesta alguna, me tenía que agarrar de unos palos para poder subir, en las noches durante más de un mes, aprendí a dormir de costado por que no podía girar la rodilla, Así fueron pasando los meses y las mejoras eran día a día, hace un mes volví a jugar, luego de 9 meses, con mucho más respeto a los movimientos, pero con otra cabeza.

Lo que aprendí con esto es que, a medida que pasan los años, el mejor título o trofeo es estar dentro de la cancha, el mejor trofeo es salir aun perdiendo con el resultado, lo mejor es salir sano para buscar revancha la próxima semana, aprendí que si el técnico quiere que juegue de entrada o me saca, es porque mi tiempo ese día era ese, disfruto cada pelota que toco, tengo la suerte de jugar con mi mejor amigo de toda la vida y mi mejor amigo de la universidad, llegando, muy cerca de los 40, vivo el momento como no vivía antes, porque no poda apagar el futbolista que llevaba adentro, el ego que tenemos algunos porque hemos jugado.

Hasta que el cuerpo me deje seguiré estando en una cancha, no importa cuánto tiempo sea, en la semana disfruto armar las vendas con mi señora y quizás pronto ojalá pueda meter una fotito con mi hijo vestido de futbolista, sigo jugando como vivo mi vida, comprometido cuando doy la palabra, con el corazón y la lealtad de los que viajan conmigo en este hermoso deporte, nadie de los que han jugado conmigo, podrán decir, no me ayudó, no colaboró, no fue positivo al lado mío, con eso ya me basta.

¡GRACIAS POR LOS AMIGOS, ¡GRACIAS POR LOS APRENDIZAJES, FELIZ DÍA DEL FUTBOLISTA  A TODOS!

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