La introducción no es para ponerme en un orden espiritual, ni metafísico, ni para empezar a discutir entre creencias o almas, siempre escribo desde la experiencia personal y desde lo más cercano que tengo, familiares, amigos, pueblo o comunidad. En ese vaivén de todos los días, es que me nutro y saco conclusiones.

Hace pocos días venimos de vivir una fiesta que, aunque muchos no nos hemos dado cuenta, no sabemos si se podrá volver a repetir, después de 36 años, Argentina volvió a ganar una copa mundial de fútbol. Aunque el detalle no menor es que lo hizo con el capitán histórico Lionel Messi, el que se sentó en la mesa de las ya dos leyendas que no están con nosotros, Diego Maradona y Pelé.

El caso de Lionel Messi, del propio DT, Lionel Scaloni, Ángel Di María, quizás sean más emblemáticos que el resto de los jugadores, estos casos son dignos de aplicarlos en las escuelas de periodismo deportivo, en las universidades, colegios secundarios, porque es increíble cómo se pueden construir relatos o se imponen verdades de las personas a través de los medios de comunicación, sin mediar las consecuencias. A veces me pregunto, que sería de la vida de cada uno de nosotros, que tenemos trabajos con mucha menos exposición, si constantemente pudiéramos ver como nuestros jefes, compañeros o la gente del pueblo, opinara de cómo nos desenvolvemos, metiéndonos presión en cada tarea que hacemos, ¿cómo podríamos soportarlo?

Cuando hablo de emblemático, es porque no voy a descubrir yo, el talento y todas las bondades que han demostrado estos jugadores, Messi es el mejor del mundo según la opinión pública desde hace mucho tiempo, sin embargo, no había podido consagrarse campeón del mundo con su país, no hacía falta que lo lograra para ser el mejor, pero pasó toda su carrera intentándolo, falló cuatro veces y en la quinta oportunidad lo logró.  Esto demuestra que muchas veces podemos hacer las cosas bien, pero la suerte puede no acompañar, o el destino no se encarga de darnos todo lo que queremos, léase esto en cualquier aspecto de la vida.

Por eso, aquí van mis primeras líneas de deseo para este cierre del 2022, quiero mandarles un fuerte abrazo, a todos aquellos que se plantearon un objetivo o que soñaron con concretar un sueño y no pudieron cristalizarlo. Quien sabe que, puede ser aquel pibe que se preparó para entrar a una universidad y no pudo, aquella familia que sigue anotándose para salir sorteados en un plan de vivienda y no tienen la chance, aquel que no encontró su lugar en el mundo y armó las valijas y se fue de su pueblo, provincia, o por que no país, en busca de poder ser, de pertenecer, quien dice que de tanto intentar, no sea el 2023 el que le de eso que tanto añoran.

En segundo lugar, le agregó a mi lista de deseos, mis felicitaciones a todos aquellos que sin tener la experiencia, a aquellos que han aprendido a cambiar de lugar y se han posicionado bien en el campo, el pibe que dejó la primaria llenó de miedos, el que eligió una carrera y está feliz, el que se recibió y ya encontró trabajo, el que no pudo pero se reinventó y con su don de buena gente, metió trabajo y disciplina y hoy goza de una estabilidad que le da la humildad, el haber sembrado aun en dificultades y cuando nadie esperaba nada de él.

Es que hay gente que está tocada y bendecida, esos Julián Álvarez, Enzo Fernández, pibes que, con luz, que amén de tener talento, saben estar en el momento y en el lugar indicado y se suben a las oportunidades.

SEÑALES

Cómo dijo anteriormente, no es un texto de metafísica, pero si sería interesante que todos podamos tener cierta apertura, el poder visualizar algunos golpes que llegan y que la vida nos quiere decir algo en esos momentos. Es obvio que muchas veces, nada tiene razón alguna, a veces la naturaleza, nos envió episodios que aun con el paso del tiempo, nunca vamos a poder leer que nos quiso decir.

De todas las frases cursis y modernas que andan dando vueltas, solo hay una que me llama la atención para pensarla y usarla a menudo, “es por ahí”, dicen los pibes, e intuyo que cuando uno tiene reflejado lo que quiere y siente, de algún lugar empiezan a aparecer las señales de que es por ahí, por donde tenemos que ir.

Soy un fanático del fútbol, después de 22 años, la provincia de Córdoba volverá a tener tres clubes en la máxima categorías, Talleres, Belgrano, Instituto, esto me pone a pensar, que quizás es mejor que estemos juntos, antes que nos separemos y nos coman los de afuera.

Estimo que para que alguien pueda lograr un objetivo, se necesitan las uniones de muchas personas, obviamente están los líderes, pero muchos intérpretes que vienen de atrás. El título mundial de la selección, mostró un “es por ahí” justo cuando el 2023 nos pondrá en actos eleccionarios con las urnas que definen una situación de 4 años, pero que posiblemente vuelvan a dejar expuestos a aquellos que nunca sumaron ni van a sumar.

Me pregunto, ¿cómo harán o cómo hacen esos periodistas que se cansaron de destruir con palabras?, reconstruirse luego de esta señal divina en donde un objetivo cumplido los llama al silencio y al respeto. Esto lo llevo al ámbito diario y digo, cuantos hay que no hacen y no dejan hacer, cuantos hablan del otro, pero nunca se ponen a la par del otro.

Por eso en tercer lugar, quiero enviarles un abrazo grande, a todos aquellos que aún no han encontrado un propósito digno o una señal de donde es su camino, les deseo que este 2023, pueden encontrarse con un equipo que los rodee, los contenga, los motive para que de esa manera se suban a una participación más activa y constructiva en la comunidad, deseo que lo hagan para que no estén más expuestos o en evidencia con los demás.

CRECER

Aunque sea un simple número, es un cambio, es la ilusión “MUCHACHOOOS”, es tener un mal día y no ver la hora de terminarlo, pensando en que mañana será mejor. Mientras en el 2022 muchos estuvimos contentos, quizás haya alguno que se le metió un duelo en el medio, por eso siempre los festejos deben ser medidos e íntimos, porque al frente puede haber alguien que no esté jugando la misma que batalla que uno.

En cuarto y último lugar, quiero desearles, a todos aquellos que están creciendo entre ausencias, que este 2023 que se aproxima los ayude a sanar, a ir cerrando heridas, aprendiendo a vivir con algunas falencias que durarán para la posteridad.

No hay años malos, ni buenos, hay momentos, es elegir esos momentos, en lo personal, a pesar de las ausencias que uno arrastra o de complicaciones que uno tiene, termino eligiendo mi momento del día, el lugar y las personas, el patio de casa, mi amigo Otis, Giuliana y Filippo que viene en camino, que por cierto no entiendo absolutamente de lo que pueda llegar a venir, pero acá estoy ansioso y con temores esperando que suceda, porque alguien quiso que así sea.

Por otro lado, quiero cerrar, agradeciendo a ustedes, a los que están del otro lado, los que siguen las redes sociales, los que clickean las notas de la página web, los que se sienten identificados, los que sugieren y critican en privado, los auspiciantes que ayudan económicamente, nunca pensé que un simple escrito pueda causar empatía, en dos años y medio, el viaje ha sido muy gratificante.

Buena vida para todos, cambiemos de número todos, cambiemos de vibración. Allá vamos 2023.

Feliz año nuevo, les desea, www.conselloastrada.com.ar

Director: Lic. Gaspar Astrada.

Fotografías: Capturas de Drone, Matías Quinteros.