Irma Laura Cravero (la mima) nació un 13 de enero de 1931 en Calchín, sus padres fueron Lorenzo Cravero y María Laura Barbero, durante un tiempo estuvieron viviendo en esa localidad y luego se trasladarían a la zona rural de Carrilobo, la familia permanecería allí hasta que (mima) tuvo los 16 años de edad. El matrimonio Cravero, se conformó de 4 hijas mujeres, además de Irma (la protagonista de la historia), Celidia, Inés y Alcira (la coca).

Irma es reconocida en Pozo del Molle porque trabajó mucho tiempo en la querida guardería “Rosa Guarú”, de hecho, allí se jubilaría, el intendente Bluma la había buscado para realizar diversas tareas, los trabajos de limpieza, le daba de comer a los niños, cambiaba los pañales, estaba en todos los detalles que hicieran falta.

El otro protagonista de esta linda historia, es Ramón Ernesto Luque (pulila) quién nació un 5 de noviembre de 1927 en Pozo del Molle, sus padres fueron Minervina Ferreyra y Ezequiel Luque, de dicho matrimonio nacieron 5 hijos varones, Ezequiel luego volvería a casarse y llegarían 2 hermanos más, Arsenio (el famoso cantante de tangos), Minano, Lastenio, Manuel, Héctor y Ovidio.

Ramón trabajó en la casa Ravotti (ubicada en las actuales oficinas del hoy Suppo cereales) durante muchos años y se jubilaría allí, sus tareas estaban relacionadas a la atención al público y en la parte de almacén específicamente.

Desde joven practicó deportes, fútbol y básquet en Argentino Sport Club, con la camada de Petri, Héctor Molina, los hermanos Zurbriggen, un viaje de esos deportivos, lo llevaron a encontrar el amor de su vida.  

UN VIAJE LARGO Y UNA MUJER EN LA PARADA.

Era un día de lluvia, “Pulila” viajó en tren a Carrilobo a despuntar el vicio del deporte, la poca frecuencia y la escasez de los medios de transporte, hizo que los mollenses emprendieran el regreso del bosque carrilobense caminando, si, 25 kilómetros a pie para volver a casa.

Por esas cosas del destino, al pasar al frente de una estancia llamada “la viuda Eladia”, que pertenecía a la familia Álvarez (según cuentan hoy es de Chocho Bustos, sobre ruta a Carrilobo), el “Puli” en esa parada técnica conoce a “Mima” que vivía en esa estancia, todo comenzó en ese primer encuentro, más tarde Ramón volvió una y otra vez a los bailes de Carrilobo y así construyeron una relación, con bailes de por medio y un noviazgo que se formalizaría con el matrimonio más adelante.

Luego de conocerse, la familia Cravero se mudó al campo en donde está hoy la familia Cuadrado, al “Puli” ya le quedaba un poco más cerca, sin embargo, se hacia sus buenos kilómetros de bicicleta para ver a su novia.

Cuando él tenía 24 años y ella 21, se casaron un 18 de octubre de 1952, hicieron la fiesta en la esquina del semáforo de Pozo del Mole, no saben las hijas precisar si ya se llamaba el lugar “bar ideal”, hoy es “Punto Resto”, su luna de miel fue en Buenos Aires, pararon de un tío de “Pulila”, don Manuel Luque que vivía allá y les dio lugar para que puedan estar.

SU FAMILIA Y LO COSECHADO EN ESTOS 70 AÑOS

La familia se comenzó a construir aquí en Pozo del Molle, aunque luego emprendieron viaje a Córdoba capital y estuvieron viviendo allí, nacería en ese lugar, Graciela del Valle, “Chela”, la primera hija del matrimonio, al volver a nuestra localidad verían el nacimiento de María Elizabeth Luque “Eli”.

Sus hijas formarían matrimonio con Jorge y Daniel, quienes más adelante los harían abuelos de 8 nietos, (Gastón, Mauro, Román, Greta, Paolo, Fiorella, Jordán y Fedra), además hasta el momento son 9 los bisnietos (Fausto, Giuletta, Ramiro, Giovanni, Fermina, Giustina, Battista, Donato, Salvador), pero viene uno más en camino, al que esperan con muchas ansias, Feliciano.

Durante mucho tiempo su casa en calle Pasteur fue el lugar de encuentro, la mesa larga y la especialidad de la casa, los ravioles o raviolones de la “mima”, sus nietos en largas charlas con sus amigos contaban de esa sana costumbre, casi como una religión.

A largo de este tiempo me ha tocado comunicar y resaltar distintos aspectos, a la hora de contar historias hermosas, como la celebración o la unión de un amor, viví 50 años con mis padres, narré los 60 de otro matrimonio, pero nunca uno de 70 años, que hermosa bendición para toda la familia.

Un regalo de Dios el poder vivirlo y sobre todo también, algo difícil o utópico en los tiempos que corren.

MIMA, PULI Y FLIA, ¡FELICITACIONES Y POR 70 AÑOS MÁS!