Hace días atrás percibí en redes sociales un merecido reconocimiento que le hacía la comisión de padres del jardín de infantes Gral. San Martin, a las señoritas que de ahora en adelante empezarán un nuevo camino en su vida. Norys, Graciela, Nancy, Rosa y Raquel posaban con su sonrisa del deber cumplido, si bien es cierto que a Raquel le queda un tiempito más según me contaron, entró en esa curva ascendente hacia el camino de esas merecidas vacaciones, a la que llegan solo aquellos que han dejado huellas en una parte muy importante de la sociedad.

Cuando llega el mes de septiembre la delgada línea del profesor o maestro se invisibiliza, es que independientemente del título de grado que se obtenga, todos llevan un maestro adentro, por eso el día 11 universaliza los festejos y hay otros que los hace más específicos por naturaleza.

Uno empieza a tomar dimensión del paso del tiempo, cuando aquellos que fueron nuestros maestros y que nos dejaron muchas enseñanzas, van dejando las instituciones por otra instancia superadora. Es que ahora, esos muchos que tuvieron que esperar por ellos, ahora serán la prioridad absoluta, aprendieron a compartir a sus héroes con los demás.

Estas mujeres de las fotos, son el ejemplo de todo lo que pasa en el camino, algunas antes de llegar al sistema tuvieron que pasar por emprendimientos privados porque no tenían lugar o por que recién arrancaban a soñar con esta profesión o vocación, (Raquel alguna vez le puso “Frutillitas” a su don). Hubo otras que vinieron de otras localidades y armaron su espacio lejos de sus suyos, pero afianzaron lazos para la posteridad en esta comunidad, (como Nancy), los hijos de Graciela y Norys al igual que muchos de los que lean esta nota y se puedan sentir identificados, tuvieron que aprender a esperar abrazos, es que sus madres, fueron también las madres de miles de niños, de generación en generación.

Ser maestro, es un acto de amor muy grande, el querer enseñarle al otro, el enseñarle a ser mejor persona cada día al otro, requiere de mucho compromiso y valentía, porque no solo es elegir una vocación, es elegir también tener una prioridad que muchas veces choca con la vida de uno mismo, hay algo que pasa por momentos no a un segundo plano, pero si existen esos abrazos y parte del crecimiento de algo propio que queda suspendido hasta nuevo aviso.

El ver crecer a un hijo/a propio, verlo aprender a caminar, el verlo correr, hacer deportes, participar en actos escolares, mientras yo siendo maestro estoy en un ámbito en donde cuido de un alumno que vive quizás las mismas etapas y mismas necesidades.

Sigo observando estas fotos y noto que no a todos les resulta fácil trabajar de lo que les gusta en su lugar, (a Rosa la vi viajar muchas veces), en ella veo personificado el sacrificio de muchos maestros, a veces para entrar al sistema es viajar adonde toque, adonde se abra una puerta para poder pertenecer y ser quien quiero ser, todo lleva un tiempo, creo que no debe haber nada más lindo que la comodidad, cuando estamos en un pueblo vamos en minutos de un lugar a otro, pero en las ciudades hay gente que cambia de colectivos, trenes, hay otros que viajan a las zonas rurales o lugares recónditos para enseñar, contra todo pronóstico, cada día, haciendo de este lugar, un mundo un poquito mejor.

Me empiezo a cuestionar a mí mismo, ¿Qué me dejaron mis maestros?, no solo los de jardín, primaria, secundaria, universidad, incluso aquellos que me guiaron en un deporte, o aquellos que enseñan un idioma extranjero, una danza, baile, cuanto de pasión hay en cada uno de ellos, cuantas cosas dejan de lado por estar con un compromiso que lo llevan en el alma.

Por eso, para mí, maestros hay muchos, creo firmemente que la construcción de mi identidad está sesgada por cada uno de ellos, cada uno contribuyo para que yo pueda desarrollarme y les estoy por demás agradecido.

Quisiera transmitir el deseo de un feliz día para todos y elevar un reclamo a gran parte de la sociedad, a los políticos en primera medida para que se acuerden de que noble es su tarea, a las familias, que los acompañen porque nunca pudieron solos, ni van a poder, educar, educamos todos, pero siempre primero desde casa, a los estudiantes, decirle que los disfruten, porque si pudiéramos, cuando somos grandes, quisiéramos que nos acompañen toda la vida.

Feliz día del maestro y que, como esta comisión de padres, todos, ovacionen a los maestros que tienen cerca y que van dejando un legado en las instituciones.