A veces suele pasar, pero no es para nada normal, que agosto nos haya sacudido con tantas noticias necrológicas, ni siquiera en tiempos de pandemia, hubo un comienzo de mes y unas 48 horas tan dolorosas para determinadas familias de la población de Pozo del Molle, evidentemente son rachas que se tienen que transitar, aunque bien debo decir que dejan huella para todos.

En lo personal, posiblemente sea injusto dejando de citar o nombrar personas e historias, pero es que uno tiene la subjetividad a flor de piel, sobre todo cuando escribe y lo hace desde las vivencias y de la gente cercana que nos rodeó y nos dejó algo en algún momento de nuestras vidas.

La intención de este escrito, es recordar a una mujer que para aquellos que pasamos por el fútbol del Sportivo Pozo del Molle, difícilmente podamos dejar de recordarla en alguna ocasión, se trata de María Del Carmen Peralta “la gorda”, bien entendido el apodo, porque lejos de utilizarlo como bullying, le decían y le decíamos así, cariñosamente la mayoría de las personas que tuvimos la suerte de compartir algo con ella.

En el año 2006, Sportivo volvió a la liga luego de 6 años sin hacer fútbol de primera división, dirigentes como Ramón Machado, Patricio Pereyra, Mariela Birgi, Diego Nelson, Juan Harispe y Ramón Bossio que ayudaban desde su lugar de experiencia, quizás otro más haya habido y al momento de escribir me esté olvidando, por lo cual pido desde ya disculpas, dieron un puntapié para un regreso, todos los regresos son complicados, pero dejan bases para continuar.

De esta manera, en el 2007, aparecieron nuevas personas y nuevas ideas, si bien dirigentes actuales como Fernando Ruiz Díaz, Francisco Obregón, Damián Nivello, Fernando Narduzzi, asomarían después con fuerzas, muchos empezaron a amigarse con la llegada de un tipo que siempre ha mantenido un perfil bajo, aunque a la hora de hacer por Sportivo, hace de este año que está y apuesta, es el caso de Hugo Baza. Quien conocer de muchas cosas, encararon por aquel entonces el proyecto deportivo con Luis Brochero como DT y Pablo Cuadrado como preparador físico.

A mitad de año Pablo se iría del club, dando ingreso a Gabriel Pérez “Gabi”, quien dio una mano estando desde el fútbol infantil con buenos pergaminos por lo cosechado con Vicario y Bringas. Aunque no podemos negar, la impronta que le dio Cuadrado al rojo en aquellos años, producto de su pasión y de su aprendizaje en Buenos Aires.

Pablo, dispuso una metodología totalmente distinta, el jugador de reserva debía estar en el club a las 9.30 de la mañana, tenían horario para comer a las 11.30 y charla técnica 12.30 en el vestuario, por su parte la primera división, llegaba al club 10.30, luego comían a las 12.30 y la charla técnica era a las 13.30, algo que se vio muy bien, los jugadores la mayoría se cuidaba, porque cuando eso no pasaba, el horario de llegada, denotaba que las cosas no se habían hecho bien.

En esa nueva estructura, fue una pieza clave e inolvidable, la querida “gorda”, no solo que fue nuestra cocinera de cada domingo, sino que, si bien vivió en el club durante esa etapa, nos abrió la puerta de casa y de su familia. Nosotros llegábamos a las 9 de la mañana y las puertas del club estaban abiertas y ella ya nos recibía, con las máquinas de video juego encendidas, el metegol, todo listo, pero además detrás del largo mostrador, la puerta que comunicaba a la casa, era un lugar de paso.

Es que a veces mientras llegaban todos, la cocina estaba prendida y salían unos mates, por ahí tenia ayuda de parte de algún dirigente, recuerdo a algunas mujeres como Majo, Rosa, pero si no, era toda su familia la que le daba una mano, sus hijos, sobre todo sus nietos se criaron pateando fútbol con nosotros en la vieja sede y el galpón de eventos, al que más que tengo presente, es a Martín que se paseaba por todos los rincones del club.

La “gorda” jamás dejó de atendernos, sus fideos, tallarines con crema, obvio nada de salsa, éramos tratados como jugadores de primera, fueron para algunos especiales, como para nosotros, los pibes en aquel entonces de la reserva, en ese 2007, un 19 de agosto, nos consagramos campeones en Alicia, recuerdo que nos habían pagado a los 16 jugadores un premio por el título, cobramos el partido ese día, en la mesa de la gorda, con ella de testigo y felicitándonos por el logro obtenido.

Aquel 19 de agosto, coronó el esfuerzo de todos, no solo de dirigentes, cuerpo técnico, jugadores, había ganado ella también, la que nos dio de comer sin nada a cambio, es cierto que vivió en el club, pero no tenía esa obligación, lo hizo con alegría y nos sentimos acompañados. De hecho, la foto que subió a las redes Sportivo a modo de homenaje, es precisamente de ese día, festejó en la plaza con nosotros como una más.

El tiempo es a veces ingrato, yo me fui del fútbol y le perdí el rastro mucho tiempo, la vi un par de veces más, siempre me trato igual, la última vez que hablamos un rato y nos reímos de anécdotas, estaba con problemas para movilizarse y usaba muletas, pero tenía el mismo sentido del humor.

A veces uno cree que va a jugar un deporte para ganar y llevarse un trofeo, cuando pasan los años, lo que nos llevamos son amistades y el recuerdo de gente que nos dejó una huella, hace 15 años, había un remisero muy alto, le decían “Chochito”, Gustavo Formia, estaba un amigo que fue planillero toda la vida, “Puchi” López, había tanta gente que físicamente hoy no los tenemos, pero ninguno no los podrá sacar del corazón.