Julieta Aldana Ricordi, es hija de Alejandro Ricordi “Cani” y María del Carmen Frandino “Marilyn”, su vida comenzó a transcurrir en un campo de la zona 16, más conocido como campo “Calerio”, 19 meses más tarde su familia se completaría con su hermano Gonzalo.

¿Dónde cursaste los estudios primarios?

Julieta – “Los estudios primarios los completé en campo “Calerio”, en la escuela José Hernández, mi señorita de sala de 4, fue Liliana Sitto, en la de 5, Sandra Paoletti, de primero a sexto grado la tuve a María de Lourdes Abratte de Pomiro, conocida popularmente como “Marilú”. Fueron tres señoritas que me marcaron un montón a futuro, cada una con un estilo de enseñanza distinto, estilos que hicieron formarme en quien soy hoy”.

¿En el secundario es cuando te venís a Pozo del Molle?

Julieta – “Mis abuelos iban y venían los fines de semana, me gustaba venir al club de Abuelos con ellos, en diciembre del 2009 cuando terminé el primario sabía que me venía a hacer el secundario a Pozo del Molle, no había muchas posibilidades en Las Varillas, no tenía con quien quedarme, ya no estaban más las pensiones, mis abuelos se vienen a vivir a Pozo del Molle y ahí empecé a quedarme aquí, desde ese momento creo que no me fui más, si bien cuando comencé el terciario, hice mis prácticas acá, un año en la Escuela Especial Madre Teresa de Calcuta, después ya en 2019 comencé a trabajar como ATE (Ayudante Técnico Educativo), por ahí viajaba a estudiar pero los fines de semana siempre estaba acá, tenía un corazoncito que me hacía volver, siento que nunca me fui desde aquella vez”.

¿Hiciste la modalidad de Ciencias Naturales en el Manuel Belgrano?

Julieta – “Si, hice ciencias naturales, era una de las que se sentaba en los primeros bancos, por mi dificultad visual, pero además me gustaba bastante prestar atención”,

¿En qué momento te das cuenta de cuál iba a ser tu vocación, o como elegís la carrera para formarte como educadora especial?

Julieta – “En segundo y tercer año del secundario empecé a trabajar con Sofía Arguello, en la escuela de verano, “Sun Week”, para ver si realmente era algo que me gustaba, tengo una tía en Rosario que es psicomotricista y psicóloga, empezamos a hacer algunos test, desde muy chiquita, generalmente las orientaciones vocacionales se hacen en quinto o sexto año, yo ya en segundo tenía idea de que era lo que quería”,

¿Dónde cursaste y como se llama la carrera?

Julieta – “Cuando terminé el secundario, rendí en febrero del año siguiente el ingreso al Instituto María Inmaculado de Las Varillas, no me fui tan lejos, vivía con mi hermano, elegí ese lugar por una cuestión vincular – familiar, mis padres ya vivían en la ciudad en ese entonces, en el IMI sentía que las clases eran como en el campo, muy personalizado, las profesoras eran todas licenciadas, magister, en primer año fuimos 4 alumnos, en segundo año hice algunas materias de psicopedagogía como me interesaba el área evolutiva, el desarrollo de las personas, en tercero y cuarto caminé el profesorado sola, dificultades que genera la carrera, tiene sus pro y contra”.

“Por un lado estaba bueno las exigencias que uno le ponía a los profes, lo que no estaba bueno que no podía compartir casos clínicos con otros estudiantes, era un feedback uno a uno con los profes. Soy profesora de Educación Especial con orientación en discapacidad intelectual, el profesorado se divide en muchas orientaciones”.  

“El profesorado tiene un alcance nacional, pero mayor alcance tiene la licenciatura que es lo que estoy haciendo ahora, la estoy haciendo en un centro de formación, pero voy a ser Licenciada de Educación Especial, de la Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe. La estoy haciendo con Delfina Arguello de Pozo el Molle, estamos cursando la tesis, el tema nuestro es, (la inclusión escolar de las personas con discapacidad y los aportes de los docentes de grado de las escuelas primarias de Pozo de Molle, en el año 2021)”.

¿Cuáles son esas orientaciones? ¿Qué podes explicarnos sobre las diferentes áreas existentes?

Julieta – “Está cuestionado o es sensible el decir que uno es profe de Educación Especial, piensan que únicamente trabajamos con niños y con discapacidad, no es así, no únicamente con niños, si no con adolescentes y adultos, yo pasé de una sala de 5 a una sala de adultos con gente de 87 años, trabajamos con todas las etapas de la vida, del área del acompañamiento terapéutico, hasta la senectud, hasta el último momento de la vida y después de la vida terrenal trabajamos con las familias. Siempre recalco eso, hay personas que no tienen discapacidad cognitiva, si no que tienen un tipo de educación especial, que hace que estén más avanzados, que tengan otro ritmo, no es un ritmo para nivelar para abajo, si no nivelar para arriba, nosotros podemos trabajar y proporcionar otras estrategias para reforzar”.

“Yo soy profe de Educación Especial y siento que hay áreas en las que no me siento preparada, por eso se las derivo a compañeras, o colegas, a mí me gusta el área de neuro discapacidad o discapacidad neuronal, discapacidad cognitiva, en eso me focalizo y hago cursos, es un área muy enriquecedora, me devuelve muchas satisfacciones”.

Sos muy joven, me gusta ver que la gente joven asume grandes desafíos, ¿cómo surgió el CIET?

Julieta – “Todo surgió en el 2019 cuando comencé a trabajar como acompañante terapéutico, pero no me daban los tiempos, en su momento lo había pensado para Las Varillas, allá tenia salones más grandes para tener más consultorios, pero armé mi proyecto de vida con Miguel (su pareja) y elegí aquí, en ese entonces mi abuela me preguntaba, si me iba a venir a vivir a esta casa, y le planteé que iba a poner consultorios, En 2020 vino la pandemia, seguía alquilada la casa, no se podía salir, a finales del 2021 se van los chicos que vivían y empezamos a remodelar en todo el verano, con mi papá, mi hermano, Miguel y yo, mi mama me venía a cebar mates, ensanchamos puertas, generamos paredes con durlock, hicimos algo sencillo para que se generen distintos ambientes de trabajo, hasta el mobiliario que ves, lo diagramé yo, cortaron a medida en Las Varillas y pegamos los cantos nosotros, todo, hay mucho amor aquí dentro”.

“Nos pintó Nelso Comba, por las piedras de frente nos aseguró que quedaría mejor el gris, el diseñador gráfico también nos recomendó el gris”

¿Por qué ese nombre? ¿cómo surgieron las primeras ideas de trabajo con los profesionales?

Julieta – “A CIET, lo pensamos para que quede como una sigla, una forma corta de poder reconocerlo. Cada espacio está dividido por colores y formas, mi primo Nicolás Appendino es el diseñador gráfico, hay círculos, triángulos para la memoria visual, todos necesitamos ciertos patrones, son 3 consultorios y próximamente uno más”.

“Es todo un proceso, hay profes míos que me recomendaron las chicas, busqué psicólogos porque me interesaba que estén, estamos con Aldana Griffa (psicomotricidad) es acompañante terapéutico y estimuladora temprana, Yamila Goestchy (psicopedagogia) de Pozo del Mole que también es acompañante terapéutico y estimuladora temprana, Milagros Riaudo (psicopedagogia) de La Playosa es Licenciada en psicopedagogía y acompañante terapéutico, y yo que soy profe de Ed. Especial y acompañante, vamos a incorporar fonoaudiología con una chica de Las Varillas, ya lo mencionáremos en redes sociales, es un área muy requerida en Pozo del Molle y la zona, las psicólogas son las Lic. Alejandro Bruno y Vanesa Rista, como terapista ocupacional, que es además mi compañera de trabajo en Las Varillas, está la Lic, Valeria Lascano”.

¿Cuál es el objetivo del CIET?

Julieta – “El objetivo es fomentar la independencia de todos los miembros, sean personas con o sin discapacidad y mejorar la calidad de vida”.

¿Cómo fue la respuesta de la gente en estos primeros meses?

Julieta – “La verdad que el pueblo responde a lo que uno ofrece, nosotros lo hacemos desde la empatía y con mucho compromiso, todas las áreas están trabajando, sabemos que es algo que recién inicia, que hay que empezar de abajo, progresivo, esto de tener profesionales con buena reputación nos hacen llegar a muchos pacientes, tenemos pacientes de Pozo del Molle, Carrilobo, La Playosa, Sacanta”.

¿Las redes sociales ayudan?

Julieta – “Las redes ayudan, pero los que más nos llegan es el boca a boca, agradezco a todos los que me han formado y me siguen formando, trabajar de manera interdisciplinaria, hace que uno crezca y siga teniendo aprendizajes de diversas áreas”.

¿Qué sentís que vas aprendiendo luego de las capacitaciones o de los casos clínicos?

Julieta – “He aprendido un montón en la carrera, pero más aprendí de las familias, las familias de las personas con discapacidad, te enseñan, te enseñan de tiempo, de recursos materiales, económicos, te enseñan esto de luchar día a día, mes a mes, con muchas trabas que se ponen desde la sociedad, barreras edilicias, por ejemplo, el hacer valer los derechos de una persona para que le den una rampa, el baño adaptado, yo le pongo mucho el cuerpo a eso, las barreras edilicias son muy fuertes verlas, uno ve a diario que las rampas no están preparadas, no hay estacionamiento preferenciales, el hacerle el lugar para que pasen primero, son cosas que todavía no terminamos de aprender para la vida diaria, es algo que debemos naturalizar, que debemos trabajarlo entre todos”.

“Tengo que destacar una cuestión que me parece importante, tengo un estudiante en una de las escuelas de Pozo del Molle (Malbrán), que, en octubre del año pasado, le planteé necesidades a la escuela, cuando el estudiante aún no estaba inscripto por intermedio de la municipalidad lo tenían todo listo, a muchos caminar 10 o 15 pasos más no nos hace a diferencia, a una persona con discapacidad motriz si, genera fatiga, cansancio”.

¿Esos avances te generan alegrías, cómo trabajas para estar fuerte y acompañar?

Julieta – “Para mí que uno de mis estudiantes pueda agarrar el lápiz es algo muy valioso, que pueda ir al baño solo, que controle esfínteres, son esas situaciones que por ahí algunas familias no las toman tan significativas, o como uno, eso para mí ya es muy valioso y enriquecedor, a todo esto, nosotros tenemos que trabajarnos emocionalmente para hacer el trabajo de la mejor manera posible sin dejarnos vencer por estas emociones que se presentan”.

Si tuvieras que aconsejar a los jóvenes, ante los grandes desafíos, como tomaste en esta ocasión ¿Qué les dirías?

Julieta – “No me siento quien, para decirles, si bien a diario es algo que hacemos, solo podría decir que, si les gusta que se animen, que, si no lo intentan él no ya o tienen, siempre hay que intentar, siempre hay que ser positivo, si uno lo hace con el corazón y tienen los fundamentos siempre va a ir bien, después es clave tener el acompañamiento de quienes están a tu alrededor, la familia, conocidos, que siempre confían en uno”.