Hace un par de días pasé por la calle 9 de Julio (Ruta Nacional 158), y allí veía una charla de trabajo, uno de los socios de “Catalina Club Dance”, conversaba con un ingeniero amigo y otros conocidos referentes de la construcción, saludo de por medio, intuía que nuevos proyectos vendrían en este lugar que divirtió a toda una generación.

Los que pintamos las primeras canas e incluso estamos arriba o debajo de la barrera de los 30, sabemos que el pueblo vivió fiestas interminables en este lugar, el contexto nos sitúa a hablar del año 2010, pero sin antes mencionar que la localidad venia mostrando un cambio a la hora de elegir las noches, que quizás al principio a muchos nos costó ver venir o aceptar. Es que el famoso “Coco Bongo”, “Johnny Depp” (aunque aquí a el nombre no lo tomaron tal cual el actor), tuvieron intentos de cambiar la fisonomía de los boliches y los fines de semana, el que marcaria el camino luego sería “Zoom Living Pub”, que venía a ser la opción distinta o intermedia a la salida familiar y o a la bolichera, era algo novedoso típico de empezar a vivir de una forma más descontracturada en las noches.

En ese contexto, se prende la lámpara a “Catalina”, aunque claramente el pueblo ya había virado y pegado el volantazo en cuanto a gustos, en ese año 2010, los pub se apoderarían de la forma de movernos, porque”Loca Ella” vendría a demostrar que la multitud elegía esos espacios nuevos.

Sin embargo “Catalina” al principio se diferenció de absolutamente todo, según pude charlar con Diego, uno de los socios que terminaron hasta el último momento y uno de los iniciadores, quien tenía además su corazón en el local, me decía que “los primeros encuentros nocturnos fueron a base de máscaras y pelucas con condición para el ingreso, con un par de luces y sonido nada más, alquilábamos todo, luces, sonido, hasta que empezamos a comprar y hacer nuestro todo, más adelante hicimos ampliación y remodelación. Lo que más rescatamos es que lo hicimos siempre entre amigos, los primeros encuentros eran los días feriados, nos pasábamos el día entero preparando todo para la noche, todo a pulmón, la bebida, todo”.

“El origen del nombre se dio por que cuando fuimos comprar la luz, en el medidor prepago (tarjetero), estaba al nombre de Catalina Comba, Juan Antonio Comba y Catalina Lamberti eran mis bisabuelos, Juan falleció joven, sus nietos no lo conocieron, por eso las acciones estaban al nombre de Catalina”. (Amplia Diego)

“En los comienzos la mitad entraba gratis, teníamos muchos compromisos y amigos, hasta que se hizo grande y lo hicimos comercial, hicimos fiestas de fin de año, el retiro de los integrantes fue por edad, novias, e hijos”. (Cierra a modo de broma Diego)

Hace unas horas estuve ahí en el lugar, ya la modernidad y los nuevos proyectos respiran más fuerte, la estructura está casi abajo en su totalidad, allí se ven las históricas puertas. En ese recorrido visual se me vinieron muchas imágenes, el ingreso por la ruta y el contador del grupo (Javier Angiolini) cobrando las entradas, la barra al costado izquierdo, a la derecha la cabina, donde tocaba generalmente DJ (Franco Bringas) o Matías Bollatti de La Playosa, el patio grande que era un lugar de muchas charlas incluso hasta en día de lluvias, la tradicional salida por calle Buenos Aires, el fotógrafo Carlitos Mano que llenaba los álbum y algún que otro integrante con la remera negra y letras verdes colgado a las ventanas o subido a las barras bailando.

“Catalina” nunca necesitó de grandes inversiones, todo el mundo sabía que los feriados largos, ellos abrían, los estudiantes que venían de Córdoba, Villa María, Rio Cuarto, esos que veías pocas veces al año, volvían incluso solo por el día de “Catalina” y los reencontrábamos a todos ahí. La canilla libre (era la modalidad que predisponía a todos), aunque bien debo decir, que la energía del lugar tenía un mística especial, no sabremos nunca por que, solo se sentía en el aire, ambiente, pongan el adjetivo que quieran.

Cuando se hizo comercial, “Catalina” pasó de ser canilla libre, a ser un pub en donde todos querían estar, se comenzaron a hacer fiestas privadas, reencuentros de promociones, cumpleaños, aniversarios, pocas veces vinieron bandas, recuerdo “Tacle Alto” de Villa María, con Rafa Expósito y Agu Acosta.

En las fiestas de fin de año, junto con los amigos de La Playosa, hicieron muchos años “La Fusión Party”, el pub funcionó con 4 socios hasta el 2016 a full, con Diego y Cochi Comba, Nico Mano, Javier Angiolini, en el 2017 tuvo algunas alianzas comerciales con el boliche “Wolf”.

Como bien decía Diego, más arriba, cada uno fue armando su vida, aparecieron convivencias, noviazgos que se cristalizaron en matrimonios, nacimientos y se fue virando el rumbo, de hecho durante mucho tiempo no había informaciones, hasta que el 1/4/2018, si mal no recuerdo, número que quedó escrito en la pared durante mucho tiempo, “Catalina” volvió por última vez, aunque lo hizo en el boliche de calle Avellaneda y asociado con “Ergo”, el último atraco de esta historia.

Un tiempo después, el candado se cierra, la estructura le da paso a nuevas ideas, las puertas se cierran para que se abran otras, pero nunca nadie olvidará, que “con alfileres y con tinta china, se tatuaron para siempre”, CATALINA CLUB DANCE.