Desde hace unas semanas los festejos de reencuentros se repiten en cada rincón del pueblo, es que la pandemia nos llevó por delante un montón de momentos tan especiales. En el comienzo de este diciembre de 2021, el instituto Manuel Belgrano juntó a las promociones 1995 y 1996 y los homenajeó por los 25 años de egresados, el año pasado no se había podido por cuestiones protocolares y sanitarias, en este 2021 pudo realizarse de manera conjunta.

Sin dudas que aun muchos no lo pueden entender, es que ser promoción en un pueblo es muy especial, pero un poco más si pasas por la experiencia del boliche, sigue siendo una experiencia maravillosa, por más que en este último tiempo no marche de manera exitosa o con las grandes multitudes de sus comienzos, el boliche es el lugar que iguala a todos, el trabajo en equipo es de todos y las reparticiones de ganancias también, cada acción que hacemos de manera individual repercute en el otro, no importa de dónde venimos, de que clase social, allí trabajábamos todos por igual, chicos y padres, convivir con eso era una experiencia que difícilmente la podíamos obtener en otro lugar.

Más allá de las mil y una fotografías, de ver cuántos regresaban al pueblo con muchísima alegría, de ver cómo pasó el tiempo y muchas amistades se conservan, me quiero quedar con el detalle de la promoción 1996, en redes sociales mostraron con orgullo la plantación de un árbol en homenaje a Ezequiel Luna.

En lo personal conocí a Ezequiel por razones de trabajo, el cursaba la carrera de Diseño y Producción de Imágenes en la Universidad Nacional de Vílla María, por tal motivo se fue asociando al mundo de la tele, en un verano del 2003 me llamó Héctor Piccato para hacer un micro de deportes en el programa semanal, llamado “Noticable”, yo ya estaba haciendo eso los días sábados en “Cable a Tierra”.

A Ezequiel ya lo conocía del pueblo, sonrisa amplia y de buena cabellera, no tenía el pelo largo pero tenía una porra importante, además de su gracia constante, su tono de voz era penetrante, más si la acompañaba de una tentadora risa, en donde hasta al tipo más serio lo podía contagiar.

En el verano del 2003, llego al canal y con la videograbadora le hago grabar unas notas de ESPN, en ese momento el aceptó grabarlas sin entender lo que yo quería hacer, una vez terminada la grabación, le dije a Ezequiel que iba a contar los segundos que tenía que llenar y luego me iba a callar para que el pudiera meter el insert de ESPN, hice lo que  tenía que hacer, contar los segundos y darle paso a él, salió de manera perfecta, en ese momento, Héctor tenía cara de sorprendido, apenas concluí me dijo, “vos tenes que estar todos los días en este programa, déjame que lo hable con Marino y Bertone”.

Así fue, vivimos una fiesta todos los días, habíamos logrado un equipo entre los tres que se llevó mi corazón para siempre, el programa empezaba a las 11 de la mañana, pero a las 9 ya estábamos ahí, desayunando los tres, te o mate cocido con masitas saladas, Ezequiel editaba los juegos, aquellos videos de meternos en las panaderías y pesar los kilos de pan, agarrar el auto de Héctor y estacionarlo en el centro cívico, donde Eze pintaba en la edición de que en número de celda entraba y estacionaba, en la 1, 2, 3, tenía mucha creatividad el cabezón, como le decíamos cariñosamente.

En un momento pasó a hacer de todo, recuerdo que en festejos de programa los días domingos, hasta hicimos doblaje con croma, había llevado una tela enorme azul y la colgó atrás, había dos Héctor y dos Gaspar, Ezequiel hacía posible todo, de hecho Luis Bertone se fue metiendo de lleno en la comisión de la cooperativa de luz y Ezequiel se hacía cargo de la edición de “Cable a Tierra”, estudiaba en Villa María todos los días, viajaba, lo vi muchísimos viernes editar de noche mientras nosotros estábamos cómodos con amigos, hacia lo que le gustaba, pero tenía su sacrificio.

Otros de los recuerdos lindos que tengo de él, es que tenía la costumbre de grabarnos todo el tiempo, en los cortes nos dejaba grabando, al final de la semana pasaba bloopers que ni nosotros sabíamos que habíamos cometido, para la década y las herramientas que teníamos fue un avanzado realmente.  

Fue un gran compañero, editaba con las videocaseteras, con el famoso dedo y el ida y vuelta para enganchar y pisar la toma o escena, vivimos un tiempo muy especial hasta que de a poco de un día para el otro, todo se nos desdibujo.

Uno en los trabajos crece de golpe, Héctor se dedicó a su querida mujer, ella lo necesitaba y se fue, luego Ezequiel encontraría el trabajo de secretario en el Instituto Manuel Belgrano y ya no tendría el tiempo de antes.

Aun no entiendo porque, siendo tan joven, tenía 27 años, una enfermedad sorpresiva y de desenlace rápido lo sorprendió, era un tipo bárbaro, siempre con la guitarra cerca, en la iglesia era una de las voces que hacía que las misas fueran más amenas, su voz era tan contagiosa, que hasta te hacia entonar la canción aun cuando no sabías del todo la letra, las largas noches heroicas en la semana de pascua, lo tenían como protagonista, por eso cuesta entender, porque así, por que tan rápido y de esa forma.

En una charla informal con Noelia Barbetta, me contó que siempre tuvieron la idea de homenajearlo a Ezequiel, pero querían hacerlo de una manera festiva, por tal motivo pensaron en la plantación de un árbol, hablaron con el encargado municipal, con el cuidador de la plaza José que los orientó mucho y luego dialogaron con el secretario de gobierno e intendente municipal para solicitar el permiso, le manifestaron que su intención era colocar un árbol en la plaza céntrica, B.Mitre, ya que una vez concluido el secundario, Ezequiel, Noelia y Sole Bergese generalmente pasaban mucho tiempo ahí para juntarse y charlar.

Este sábado 11 de diciembre, posterior al encuentro del viernes, sus amigos de la promoción de “El Muro” colocaron un cartel con unas palabras y plantaron el árbol, un durazno de adorno color blanco, además uno de sus compañeros, profesor de Literatura, Jorge “el bochi” Rossi le dedicó unas palabras al “MEJOR COMPAÑERO del 96” que luego quedarían también en el lugar.

A Ezequiel:

Ezequiel querido

Aquí está tu árbol

Tus raíces están en nosotros;

Tus amigos y tu familia

Tu sombra nos cobija

Sus flores serán tu risa

El eco que

En nuestros pechos

Aún queda

Y nos hace sonreír.

Nos enseñaste a vivir

Con locura alegre

Con alegría loca

Sus hojas

No tendrán otoño

En nuestros corazones nunca

Frutos de luz

Tus recuerdos

Siempre.

Este escrito de “bochi” lo pintan de cuerpo y alma, nadie lo olvida, aquellos que tuvimos la suerte de compartir algo con él, lo recordamos con mucho afecto, a veces me pongo a pensar porque mis buenos momentos siempre tienen algo de negativo que se me mete en el camino, Ezequiel nos dejó un 19 de agosto de 2007, ese día jugábamos una final y lográbamos ser campeones de fútbol con Sportivo, el se fue dejando un contraste gris a dichos festejos.

Este 14 de diciembre, cumpliría sus 42 años, cuanta vida por delante, sobre todo en este tipo de reencuentros de promociones uno puede ver, que algunos adelantaron algunos pasos, otros recién empiezan, otros volvieron a intentarlo de nuevo, algunos cambiaron de trabajo, etc, lo que uno se da cuenta con esto es que, vale la pena reencontrarse, celebrar la vida, más aun valorar la presencia de cada uno que nos ayudó en el camino a construir los comienzos de nuestra vida en sociedad.