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2020-06-06 01:00:00 Ferremol - Gabriel Celada Maquinarias Agrícolas
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EL PELADO DE PEPOS,  LA HISTORIA DE LA VACUNA 2000

El municipio mollense había anunciado que llegaba a las 2000 dosis aplicadas en la lucha contra el Covid 19, ese número le correspondió a Luciano Díaz, un adoptivo muy querido en la localidad.15/07/2021


Luciano Fabricio Diaz nació un 23 de marzo de 1978 en Pasco, su familia inicial está compuesta por sus padres que aun viven allí y su hermano menor que vive en Ticino, tiene 4 hijos, Máximo, Facundo, Victoria y Juliana.

Su vida en Pozo del Molle comenzó a la par de Lorena, su esposa, se muestra muy agradecido con Lidia de López,  vivieron alrededor de 7 años con la abuela de Lorena, mientras construían su propio hogar, aquí repasamos toda su historia.

¿Dónde realizaste los estudios primarios y secundarios?

Luciano – “Hice la primaria en Pasco y en la secundaria aun no sé por qué me mandaron a la escuela de trabajo ahí en Villa María, estuve en el internado y me costó mucho, lo sufrí, tres años lloré y después me fui acostumbrando, ya en 4º año no volvía más a Pasco, pasé de extrañar a quedarme a dormir en casa de mis amigos o llevar a algunos para mi casa, hice un cambio. En sexto año me fui a una pensión y no volví más, terminé la escuela de trabajo con el título de técnico en electromecánica, como anécdota te puedo contar que compartí pieza en la escuela de trabajo con Tito Báez, que es de acá de Pozo del Molle”.

¿Qué hiciste una vez terminado el secundario?

Luciano - “Nunca hice nada relacionado porque yo era fanático del deporte, por eso una vez que terminé me fui a estudiar educación física en el trinitario, el primer año me fue bien y en el segundo no tanto, así que empecé a buscar otras alternativas, hice el curso de árbitro y pude vivir ahí en el colegio de árbitros de la AVAF, no tenia plata para pagarme un departamento y entonces los árbitros me dejaban dormir ahí y yo tenía que limpiar y dejar siempre todo listo, en orden, mientras seguía estudiando el profesorado”.

“Pude haberlo terminado al profesorado, me quedaron solo las materias de 4º año, es más tuve la fiesta de egresados y todo, a los 2 años me llamaron para rendir pero yo ya era papá y además había comenzado a trabajar de Martínez Hnos una distribuidora de bebidas, uno de los lugares de ventas que tenía era en Pozo del Molle y ahí es donde conozco a Lorena (su señora), que su papá Gustavo tenía una despensa en el Barrio Covipo”.

¿Cómo fue tu experiencia de árbitro?

Luciano – “Estuve 6 años siendo árbitro, como árbitro llegué a ser juez de línea en primera y dirigí en reserva, fui juez de primera en el clásico de Oliva, Independiente y Vélez, me acuerdo estaba lleno de gente, muchos partidos de la liga villamariense, de Bell Ville”.

¿Tenes recuerdos como deportista?

Luciano – “Si yo fui futbolista y arranqué en el 9 de julio de Pasco, ahí en la liga independiente, después debuto en primera en Ticino con Cacho Fiandino, el preparador físico era Joselito Bernardo, me acuerdo un partido contra Colón llena la cancha, ganamos uno a cero, doy el pase gol, cuando me voy yendo me llama Cacho y me dice “el martes vení a entrenar con la primera”, (cuenta emocionado y con piel de gallina literal ese recuerdo)”.

¿Por qué no abandonaste el fútbol?

Luciano – “Me quebré el tobillo en un torneo de la escuela de trabajo, tenía 18 años, nunca más volví a quedar bien, así que me fui desviando para otros lugares, recuerdo más allá de la lesión, con la escuela de trabajo jugamos en Plaza Ocampo e hice dos goles en una final contra el colegio Rivadavia, lleno de gente”.

¿Cómo fueron tus primeros pasos en Pozo del Molle?

Luciano – “Estuvimos unos meses en Villa Maria, yo renunció a mi trabajo y mi único capital era un Fiat 147, saqué un crédito y empezamos a vender por los pueblos bijouteri y regalería, al mes se me fundé el auto, entonces la abuela de Lorena nos dice que vayamos a vivir a Pozo del Molle y que nos daba la comida, mientras nosotros buscábamos algún trabajo. Cuando llego al pueblo Adriana (su suegra) me dice hay un kiosco que se vende, entonces yo vendo el auto a Horacio Verdoia (hasta el día de hoy se acuerda y me dice cuando va a comprarme “vos tenes todo esto gracias a mi”, se lo dice a mis empleados y se ríe)”.

“Yo al kiosco se lo compro a Fernando Graham, el me aceptó la plata que tenía que vendí el auto y luego firmé ante un escribano que todas las semanas el pasaba a cobrarme, estuve como 2 años pagándole, estuve tres meses ahí (local de Flia de Pepe Fortunato), desde noviembre de 2008, recuerdo que venía en bici a trabajar y miraba este local (flia Turaglio) en donde estoy ahora, que lo estaban arreglando y pensaba que lindo seria estar ahí, el kiosco hubo que levantarlo de cero, laburábamos para levantar el kiosco, yo comía 10 alfajores fulbito al mediodía con mate cocido y 10 fulbito a la noche, al principio trabajaba corrido de las 8 de la mañana a las 2 de la mañana, pasé días sin ver a mi hija, era bebé tenía 1 ó 2 meses, hicimos un gran sacrificio, estuvimos 3 años, más de 1000 días laburando nosotros dos mano a mano con mi señora”.

¿Cómo llegas a este local actual?

Luciano – “Al tiempo seguía mirando el local este, un día con Paulino Perini, el era viajante de La Playosa, un amigo, vinimos a ver el local por qué no se alquilaba, ellos tenían que armar kioscos en la zona, en una semana vinieron gente de Córdoba, todos trajeados, median las distancias, hacían pasos, me saludaron sí, pero estaban muy compenetrados, a los pocos días me llamaron y me dijeron que en un mes me armaban el kiosco, por intermedio de “Display”, “Arcor” me trajo una bandeja, masitero, caramelera, me pusieron un toldito afuera y el cartel de Arcor, ahí empecé”.

“Al principio lo hice de corajudo, sin nada de plata, tenía una sola heladera y un freezer chiquito, fue en marzo del año siguiente, recuerdo que estaba todo vacio, el primer viajante que viene de “Quilmes”, me dijo “que localazo”, ahí no mas agarró el teléfono y le dijo a los encargados, mañana tráeme dos heladeras, una de “Quilmes” y otra de “Seven Up” para Diaz Luciano, al otro día cae la Coca, me paso lo mismo, me cayeron con dos heladeras de “Coca Cola”, al tiempo cae un hombre de Villa Maria que vendía góndolas, yo no tenía ni una, así que ellos me las dejaron y todas las semanas pasaban a cobrarme la cuota, ahora no se si existe eso, pero era así antes”.

¿En qué momento fuiste creciendo tanto? ¿Qué valoras hoy a la distancia?

Luciano – “Yo me metí pero no sabía cómo me iba a ir, fui creciendo y a los 3 años pongo el primer empleado, orgulloso te lo digo porque vengo de una familia que no tenía nada, mi viejo era albañil, todos los sábados iba a comprar al “Galleguito” a dedo a Villa María, mi señora no quería creer que yo no conocía el “cucú” de Carlos Paz, nunca me había ido de vacaciones, mis únicas vacaciones eran ir con mis amigos en carpa al predio de Atilra, siempre laburé las vacaciones, gracias al kiosco me hice mi casa, yo a las 4 de la mañana barría la vereda mientras había gente en el boliche, tengo mi auto, viajé a otros países, no lo digo para alabarme, lo digo con orgullo, todo lo hice con suerte y sacrificio”.

Intentaste con otras sucursales ¿Qué experiencias sacas de eso?

Luciano – “Quería crecer, quise ser empresario, quería tener mi oficina, era mi sueño, alquile allá en la esquina donde está el pub (Wanna), lo dejé nuevo, a los 15 días me agarró como un agotamiento, me había pasado de vuelta, un día me pedían un malboro box y no lo encontraba y lo tenía ahí arriba a la vista, llegué a mi casa ese mismo día y le dije a mi señora no voy a abrir mas allá, mi señora me apoyo y dormí como tres hora de siesta, pero feliz, no me importó nada lo que había invertido, la gente no entendía nada, fueron 15 días”.

“Hace poco tiempo intenté en Carrilobo, abrimos la sucursal de “Pepos”, ahí donde antes estaba Mitre (un reconocido pub), por ese sueño de ser empresario, de tener sucursal, venían pibes de todos lados que me decían, pone “Pepos” en Las Varillas, La Playosa, Laspiur y eso me daba fuerza para probar algo distinto, viajaba todos los días, llevaba a los empleados, me paso lo mismo, no se delegar, quiero estar yo siempre, así que hoy sigo acá y parte de mi familia lo maneja en Carrilobo, tenemos dos Pepos”.

¿Es complejo el tema de las inversiones y apostar, arriesgar?

Luciano – “Una persona me dijo que hasta los 40 años uno puede probar equivocarse, invertir mal, después de los 40 tenes que buscar un orden, hoy en día tengo 4 empleados, con esto de la pandemia es complicado organizarse”.

“La pandemia fue muy dura, de las 8 de la noche a la 2 de la mañana laburas más que de 8 de la mañana hasta la noche, no tener la noche nos mató mal, la sentimos, hubo días que cerrábamos a la una de la tarde, dos de la tarde, después se fue acomodando”.

Lo que me asombró una vez, es que una persona adelante mio te pidió puntero láser, balines y vos tenias ¿Por qué siempre tenes de todo?

Luciano – “Un día me pidieron una caña de pescar, si yo no la tenía, al otro día la buscaba, lo traía, lo anotaba en un papel, me pedían balines, no tenia, al otro día traía balines, por más que tenia meses que no me pedían eso, lo traía, por ahí me tocó que me buscaron hilo a la una de la mañana y no tenia, me ponía loco, hasta el día de hoy me pongo loco, así que siempre busco lo que piden, pasaron 14 años por más que no se vendan, yo tengo y guardo las cosas”.

La gente ya te asocia y te dice pelado ¿cómo te llevas con eso?

Luciano – “Creo que hasta mi mamá ya me dice pelado, nunca me molestó a los 18 años se me empezó a caer el pelo, usaba gorra, era bañero, estuve en la pileta de Atilra, Centro Comercial, Prado Español, Unión Eléctrica, la verdad estuve por todos lados y eso nunca fue un problema”.

Sé que sos de ayudar a instituciones ¿te sentís cómodo en la localidad?

Luciano – “Mientras yo podía me gustaba ayudar, hicimos camisetas de futbol, básquet, baby fútbol, fui poco a la cancha, cuando Sportivo llenaba las canchas en liga Villa Maria iba, con Monito (Nico Molina) íbamos a ver Boca, la pasábamos muy bien, hoy ya voto acá, soy de Pozo del Molle, soy uno más, me gusta mucho, me parece que caí bien, seguro que no podes llevarte bien con todos, creo que no me voy a ir más, a veces me llegaron comentarios de que algunas personas decían que progresaba rápido porque andaba en situaciones raras, pero siempre tuve la mejor con la gente.

Bueno ahora estás inmunizado, recibiste la vacuna quizás ya no te afectará tanto eso y el virus, ¿te anotaste pensando en que era lo correcto?

Luciano – “Siempre dije de vacunarme, hacia un mes que me había anotado, no me hizo ningún síntoma, creo que es porque siempre fui un tipo que faltó poco a trabajar, cuando sos jefe estás siempre de alguna forma, nunca falté a trabajar, menos lo haría por una dosis de vacuna”.

¿Qué les dirías a los jóvenes?

Luciano – “Que sin sacrificio y suerte no se llega a ningún lado, además tengo este tatuaje que me hice cuando había intentado en otro lugar y no se dio como esperaba, lo sintetizo todos podemos fallar, se puede fallar, pero siempre hay que volver a intentar y fallar mejor”.

 

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